Capítulo 18: Parte II

3.2K 199 20
                                    

Mi respiración estaba errática mientras en mi vientre sentía ese calor incesante y sofocante, que me estaba carcomiendo por completo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi respiración estaba errática mientras en mi vientre sentía ese calor incesante y sofocante, que me estaba carcomiendo por completo. ¿Cómo llegué a este punto? Esto no puede estar pasando. Oh, claro que puede, Elaia, y está pasando.

Tenía mis ojos cerrados mientras los labios de Vladimir poseían los míos de una forma salvaje, adueñándose por completo de ellos, haciendo que mi mente quede en blanco ante tales sensaciones. Sus labios rellenos eran demasiado suaves pero demandantes, parece un experto en ello y mientras yo trataba de seguirle el ritmo solo podía pensar en que finalmente la bestia me había conseguido devorar, o al menos pronto lo haría. Elaia, por Dios.

Realmente no sé cómo llegué a estas circunstancias, cuando claramente sabía que debía alejarme de él y de todo lo que conlleva la vida de mi padre, pero no podía, Vladimir era un hombre enigmático y atrayente, casi diría que era imposible no caer ante tal tentación. Tonta, Elaia ¿Cómo vas a decirle que estabas dispuesta a aprender? No lo sé y aunque una parte sensata de mí diga que esto es un error, la otra grita que si de profesores hablamos, el Señor Petrov sería el ideal para aprender.

De repente, mi cuerpo se estremece bajo su tacto, ya que su mano enfundada en aquel guante de cuerpo comienza a recorrer mi pierna con lentitud hasta parar en mi muslo, el cual aprieta haciéndome jadear en sus labios inevitablemente, ante las sensaciones que esto me causaba.

De un segundo a otro, ante la falta de aire nos separamos quedando tan solo a milímetros, mientras yo apretaba mis piernas a los costados de su cuerpo, buscando un poco de alivio y fricción para calmar aquel botón palpitante, que hacía doler mi parte baja.

Por Dios, jamás había sido así de atrevida o siquiera me había excitado de tal manera, pero ahora sentía mis hormonas alborotadas y escuchar a Vladimir con su voz gruesa y ronca hablar cerca de mis labios hinchados y húmedos, me hizo desearlo más, rompiendo cada una de las promesas que me hice.

—¿Señorita Sikora, cómo sonará un orgasmo de su boca?—preguntó mientras pude ver como su ojo azul se volvía completamente negro—debe de ser la octava maravilla del mundo y espero que no me prive de tal deleite.

Mi pulso se aceleró al recordar aquella cena en el restaurante, donde me dio azotes para enseñarme a ser una buena chica como él proclamaba ¿Está vez también lo hará? Espero que sí. Por Dios, Elaia, eso no está bien ¿O si?

Pero ni siquiera me dio tiempo para pensar, cuando su rostro se hundió en mi cuello sintiendo su respiración mientras comenzaba a dejar un suave camino de besos húmedos, a medida que su mano se introducía cada vez más dentro de la camisa que llevo puesta, hasta llegar a mis bragas blancas. Menos mal no me puse las de fresitas.

Mi respiración se volvió más irregular mientras intentaba cerrar las piernas, pero su cuerpo entre ellas me impidió hacerlo y juraría que lo sentí sonreír sobre mi cuello, pero me era imposible verlo. Pero eso no importaba, porque su voz marcada por ese acento ruso acabaría rápidamente conmigo.

The Monster © [+18] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora