Capítulo 11

3.9K 231 27
                                    

Decir que estaba nerviosa era poco y aún peor cuando finalmente luego de un viaje de unos quince minutos, nos frenamos frente a un gran restaurante de alto nivel en Rusia y lo supe debido a su majestuosa entrada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Decir que estaba nerviosa era poco y aún peor cuando finalmente luego de un viaje de unos quince minutos, nos frenamos frente a un gran restaurante de alto nivel en Rusia y lo supe debido a su majestuosa entrada.

Era el Restaurante Turandot situado en pleno Moscú, siendo uno de los más costosos y extravagantes, de hecho. Esto era una locura impensada e insana. Si esto hace por una chica que apenas conoce ¿Qué hará cuando tenga esposa? Eso sí que me resulta impensable y realmente solo puedo pensar a una mujer con el mundo a sus pies.

Igor baja con calma y da vuelta la limusina para abrir mi puerta con suma elegancia y clase, pero mi mirada está embobada en aquel lugar y sin más preámbulos me dirijo a la entrada, donde yacen dos hombres -también con trajes demasiados costosos- que al verme llegar abren las puertas francesas dándome el paso hacía aquel lugar que solo logró abrir mi boca.

Todo el lugar estaba vacío y únicamente una mesa en el centro de todo tenía velas, junto a una rosa en medio. Todas las demás mesas yacían en soledad ¿Dónde estaba la gente? Me pregunté pero eso pasó a ser secundario ante el lugar donde me encontraba, ya que tenía columnas de oro o incluso el techo de cúpula pintada a mano, siendo un cielo que lleva directo a un lujoso y extravagante candelabro con millones de piedras. Esto jamás esperé verlo en toda mi vida, porque si bien me podía permitir ciertos lujos, nunca algo como esto. Elaia, cierra la boca que te entrarán moscas.

Pero era tan imposible al estar en un lugar como ese, ya que me sentía una niña pequeña en un gran dulcería y simplemente quería ver y tocar todo.

Solo que en medio de aquel sentimiento una voz me hace voltear ante su pronunciado acento ruso, haciéndome volar más alto de lo que ya estaba.

—Hola, Señorita Elaia—al escuchar la voz de Vladimir me volteé encontrándome con aquel imponente hombre—me siento honrado de que haya aceptado mi invitación.

Finalizó mientras caminaba a paso lento y yo solo pude enfocarme en que aún conservaba esa peculiar máscara, con esos guantes de cuero que tan extraños se me hacían ¿Serán para ocultar algo o por simple gusto? Cualquiera de las dos lo entendía, yo no era nadie para juzgar lo que se coloque, sin embargo, me fascinaría poder ver lo que resta de su rostro, aunque por ahora me conformaba con su cabello azabache y ese ojos azul eléctrico que me persigue hasta en mis sueños, o incluso esos labios rellenos que me dan ganas de morder. Elaia, por favor, concéntrate.

Dios, no puedo estar pensando esas cosas tan imprudentes y que jamás sucederán, pero de tan solo pensarlas el carmín sube a mis mejillas sin poder evitarlo y solo espero que no se note.

—Hola, Señor Vladimir—contesté mientras mis manos sudaban—me fue imposible rechazarla, fue precioso su gesto, así que le agradezco de verdad.

Contesté avergonzada, mientras me mordía el labio para no decir estupideces, aunque conmigo era algo imposible y más debido a mi curiosidad y ansiedad. Pero la voz de Vladimir me hizo alzar mi mirada de mis manos, para verlo directo a su rostro.

The Monster © [+18] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora