(S) Tercer acto: August

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El rubio ingresó al bar, intentaba no llamar demasiado la atención, pero su apariencia era muy agradable y las personas comenzaban a notarlo.

— ¿Qué quieren beber? — le preguntó a su compañía, una preciosa chica de cabellos dorados y sonrisa fina, un amigo cercano igual de millonario que él y su compañía que era una castaña de risos firmes.

— Vino blanco, por favor — respondió la muchacha rubia, Sanji se acercó a pasos seguros hasta la barra y pidió las copas.

— Dame dos vinos, dos cervezas y que una sea ligera — extendió un billete de cincuenta dólares y tan solo unos minutos después ya tenía las bebidas en sus manos — hermosas damas, aquí tienen.

Sus amigos le siguieron los pasos y después de beber un sorbo bastante grande de su cerveza se acercó hasta donde estaban jugando con dardos, tenía ganas de apostar.

— Diez dólares a que puedo dar con los tres dardos justo en el centro — informó mirando al chico, que estaba jugando, de forma desafiante

El chico de cabellos negros que era un poco más robusto y alto que él, asintió pero a su vez se burló mirando a sus amigos.

— Que sean cincuenta — estiró tres dardos — y entre lanzamientos, un trago de tequila.

El rubio que parecía muy seguro de si, tomó un sorbo de su cerveza y asintió.

— Tres tragos de tequila — elevó la voz

Su amigo que lo acompañaba en el bar, llegó con los tres tragos de tequila, y se paro detrás de él. El rubio tomó uno de los vasitos elevó un poco este brindando y se lo tomó de un sorbo.

Apuntó.

Y dio justo en el blanco.

Las personas comenzaron a acumularse a su alrededor, algo impresionadas por el desafío que se había planteado en el Bar, el muchacho se dio la vuelta para tomar el segundo vaso y cuando la bebida alcohólica rozó su garganta e hizo una mueca de asco.

Tomó el segundo dardo, apuntó

y nuevamente dio justo en el centro.

Confiado consigo mismo, volvió a repetir el patrón, pero esta vez al voltear, sus ojos se toparon con los de cierta señorita que llamo completamente su atención, brindó con el tercer tequila en su dirección y se volvió para continuar con la apuesta.

Apuntó y....

¡Corte! — escuchó gritar al director.

Dejo "el tequila" -que en realidad era jugo de manzana- de lado, y miró en dirección al director para esperar el reclamo.

La gran apuesta - Lawlu, ZosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora