Dos actores que luchan por su oportunidad de triunfar en el cine y conseguir la fama que tanto buscan.
Dos actores que han hecho una apuesta que podría resultar en darles todo lo que siempre han anhelado o quitarles tanto como han conseguido.
Dos ac...
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Sanji caminaba con rapidez, muchas veces la mirada de una persona define lo atractiva que se ve, y en ese momento, ante la vista de las personas, el rubio lucía una apariencia muy atractiva.
Se confunde mucho el concepto de atractivo con el concepto de belleza, las personas pueden ser atractivas por su aura, algunas irradian una determinación tan llamativa que es capaz de, que sin importar el género, resulte llamando la atención.
Por eso muchas veces algunas personas famosas tienden a ser reconocidas por ser atractivas más no "guapas" aunque lo verdaderamente importante debería ser su talento y sus ganas por ser mejores, lo demás solo deberían quedar en factores extra.
El día en Los angeles era de los más cálido y su recorrido desde su departamento hasta Hollywood estaba siendo pacifico, lo que le generaba una paz tremenda al saber que todo se encontraba bien, que las cosas desde ahora mejorarían para él, solo tenía que dar lo mejor de si en su papel de Charles y pronto saltaría hasta el estrellato volviéndose un actor reconocido.
Sus pasos eran seguros, sus cabellos rubios resaltaban brillosos y perfectos debido al sol que se reflejaba en ellos, sus pantalones negros le quedaban a la medida y muchas personas giraban curiosas en su dirección.
Tenía el porte y la elegancia de una persona famosa.
Cuando llegó al edificio de los estudios, soltó todo el aire que tenía reteniendo en los pulmones, su nueva vida lo esperaba, claro que lo esperaba.
Abrió la puerta y cuando vio a la recepcionista se quedó sin aire.
Alta, preciosa, de cabellos oscuros y ojos cafés, vestía un hermoso vestido morado decorado con lunares rosas, digno de Hollywood.
— Bienvenido, ¿Tiene una cita? — preguntó la muchacha con un tono seductor que rozaba lo seductivo.
Sanji se encontraba pasmado ante tal belleza y aunque quería decirle un millón de piropos ante tal preciosura tuvo que guardarlos porque no era el momento, ni el lugar.
— Eh, sí, me dijeron que hoy reunirían a todo el cast de Mystic pizza — afirmó con una leve sonrisa.
Quería parecer un tanto inofensivo y perdido, eso le daría la ventaja a la muchacha para iniciar una plática de quererlo.
— Oh, claro, ¿Me da su nombre por favor? — el tono de la chica seguía siendo igual de hipnotizante.
Había cierta similitud a los gestos que normalmente usaba Marylin Monroe, aquella excelente actriz que destellan feminidad con sus actos, sonrisas, la muchacha, de la que aún no sabía nombre, se mantenía con esa elegancia tan linda.
