- CAPÍTULO 4

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Abrí los ojos lentamente. Era por la mañana muy temprano y había que empezar a recoger para atravesar el paso de Caradhras, por las montañas. Los hobbits siempre eran los últimos en levantarse ya que necesitaban más fuerzas y no estaban tan capacitados para estos caminos tan largos.

No vi a Gandalf y supuse que estaría dando vueltas, vigilando si había más espías. Tampoco vi a Gimili y pensé que estaría buscando algo de comida.

Había un riachuelo cerca y decidí ir para asearme y cambiarme. En cuanto volví, vi a Gimili de espaldas a mi recogiendo las cosas.

- Buenos días- le dije. Se giró nada más escuchar mi voz.

- Para algunos.- contestó gruñón y después de volvió a girar.

- Oh venga ya. ¿Conmigo que te pasa ahora? - le pregunté. Gimili se giró y quedamos en frente a unos pasos.

- Te veo muy cercana al elfo. Os veo demasiado pegados.

- ¿Y?

- No hay que confiar en los elfos.

- Al contrario que tú, yo no tengo ningún problema con ellos. Deberías hacer un esfuerzo por lo menos. En esta misión estamos todos juntos y hay que convivir. — Gimili solamente se quedó mirándome.

- Está bien. Pero en el momento que haga algo estúpido, no confiaré en un elfo en lo que me queda de vida.

- Me parece justo. - nos pusimos a recoger las cosas juntos. Los demás seguían durmiendo ya que todavía no había amanecido del todo.

- Bueno, entonces ¿que hay entre vosotros dos?- me preguntó.

- Es complicado.

- Normal, es un elfo.

- Gimili. -le advertí. A todo le ponía excusas con que era un elfo.

- Esta bien. - hizo una pausa. - He visto como te mira. Tenéis algo especial. Hay una chisp entre vosotros dos- me quedé pensativa. Me sorprendía que fuera Gimili quien me dijera esto. Este, pareció leerme mis pensamientos.

- No soy nunca así, así que disfruta lo que te estoy diciendo porque no lo voy a repetir nunca.

- Esta bien. - le contesté riendo. Pero vi que no se reía. Vale iba en serio.

- ¿Te gusta de verdad?- me preguntó. Sabía la respuesta. Claro que me gustaba y mucho. Le conocía desde hacía poco pero parecía como si le conociera de una vida entera. Conectábamos mucho y había sido una suerte conocerlo y estar en este viaje con él. Pero él era un elfo y no sabía si sentía lo mismo. No podía saber lo que pensaba. Podía pensar lo mismo que yo al ser humana. Lo que no sabía él era lo mucho que me gustaba. Cada día que pasaba con Legolas me fascinaba más pero me daba miedo decírselo. Y no solo a él. A todos.

- Eh...

- Claro que le gusta - di un salto al escuchar a Aragorn detrás mía hablar. - ¿No les has visto juntos?

- Aragorn. Que puto susto. ¿Cuanto tiempo llevas escuchando?

- Oh, no mucho. Solo la pregunta de Gimili. Que se la he respondido yo por ti. De nada. - ¿ahora se creía gracioso? Que coño le había pasado para levantarse así. Me hacía gracia. - Por cierto, que se me olvidaba. Buenos días. - y se acercó y me dio un beso en la frente.

Gimili loo estaba viendo todo en frente nuestra y Aragorn se acercó a él también. El enano, al ver sus intenciones dio un paso hacia atrás pero había una roca y ya no había escapatoria.

- Buenos días Gimili - y Aragorn le cogió al aire. Estaba resistiendo como podía dando patadas y de todo pero era inútil, le acabo dando el beso en la cabeza. Yo mientras me estaba riéndo de la situación.

Siempre Juntos [El Señor De Los Anillos «Legolas»]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora