- Gilraen. Vamos despierta. - algo me empezó a tocar y a moverme. Cuando me desperté del todo vi a mi hermano Aragorn, un poco mayor que yo.
- ¿Qué pasa? Todavía es de noche. - le dije.
- Levántate rápido, nos tenemos que ir ya. Coge solo lo necesario- no entendía nada
- ¿Qué...?- empecé pero Aragorn me interrumpió.
- Te lo contaré yo o mamá por el camino, no tenemos mucho tiempo.
Recogí lo necesario y salí de mi habitación. Bajé los escalones del palacio y encontré abajo a mi madre. También con mochilas y cosas para irnos a donde fuera que íbamos.
- Mamá, ¿me va a explicar alguien...?
- No hay tiempo. Hay que irse ya.- mi madre se puso en frente mío y se agachó para abrocharme bien la chaqueta.
- Hay unos caballos en las montañas con más equipaje nuestro esperándonos. Tenemos que llegar en cuanto antes a Rivendel. Aragorn nos alcanzará más tarde.
¿A Rivendel? ¿Qué pasaba en el reino de los elfos? No entendía nada pero confiaba en mi familia y parecía una situación seria.
Mi madre y yo salimos de nuestro palacio para abandonar nuestro reino, Eriador.
Empezamos a subir las montañas a pie atravesando el bosque cuando se escuchó un estruendo. Algo parecido a un chillido de un ser que reconocí al instante. Orcos. Yo sabía pelear. No muy bien pero suficiente para defenderme para mí corta edad.
El sonidos de los orcos estaba cada vez más cerca.
- Madre coge los caballos. Yo me quedo, ve tú a los caballos y luego te alcanzó.- era lo correcto. Mi madre no sabía defenderse y por lo cerca que sonaban los gritos nos alcanzarían en seguida y debía protegerla.
- No Gilraen. Debería de ser yo...- empezó pero la interrumpí.
- No sabes pelear, yo sí. Estaré bien tú solo vete. Además, no hay tiempo por lo que se ve. - mi madre me dio un beso largo en la frente. Cada vez estaban los orcos más cerca, solo a unos cuántos metros.
- Cuídate, se fuerte. Toma - me tendió una pequeña navaja con la empuñadura decorada y unas letras que no llegué a leer. - Utilízala. Te espero arriba. Recuerda, te quiero.
- Yo también - le respondí.
Saqué mi espada de la empuñadura para tener más con lo que protegerme. Una navaja y una espada no iba a hacer mucho pero por los ruidos intuía que no eran muchos orcos. Deberían de ser una docena.
- Voy a morir- dije. Da igual, era por mi familia iba a mantenerme fuerte e intentarlo.
Unos segundos después visualicé a los orcos. Eran más de los que creía que iban a ser.. Unos veinte, tal vez menos orcos en frente.
Estaban a un par de metros pero debía entretenerlos para que mi madre lograse llegar.
- ¡EH!- les grité a los orcos- Venís a por mí ¿no? Pues alcanzarme si podéis.
Empecé a correr en la dirección contraria a la de mi madre. Escuchaba las pisadas de los orcos detrás mía. Funcionaba.
Seguí corriendo pero me topé con un camino sin salida. Estaba en un descampado con un muro tapándome el camino. Mierda. Tocaba luchar.
Me giré y vi a los orcos sonreír en cuanto me vieron atrapada. Vinieron hacia mi corriendo y yo me preparé y todo empezó bien. Empecé a luchar y ya había matado unos diez pero no podía con todos y ya estaba cansada. Venían directos todos a la vez hacia mi y no podía defenderme de tantas armas. Venían más.
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Siempre Juntos [El Señor De Los Anillos «Legolas»]
FanfictionGilraen, la hermana de Aragorn debe dejar atrás su pasado y ayudar a salvar el mundo uniéndose a la comunidad del anillo. Ayudar a salvar el mundo no va a ser lo único difícil si por el camino se le aparecen problemas tanto amorosos cómo familiares.