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—¡Sammie!— gritaste despertando de tu descanso.—
Miraste hacia todos lados observando la habitación acojedora con confusión, tus ojos brillaron cristalinos al ver al pequeño Sammie removerse mientras despertaba dormido en una silla recostando su pecho, cabeza y brazos en la cama en donde te encontrabas, parecía que había horas, hasta días allí.
—¿Mama?
Tus ojos lagrimearon anti su dulce tono de voz al llamarte somnoliento.
—¿Sí cariño?
Contestaste sorprendiendo al menor que al mirarte sus ojitos no aguantaron la fuerza de sus emociones y comenzó a llorar mientras se abrazaba a ti.
—¡Mama!
Gritó entre lamentos, tomó tu cabeza entre sus pequeñas manos y repartió besos por toda tu cara para luego llorar más al ver qué había mojado tu cara con sus lágrimas.
Lo tomaste entre tus brazos recostandolo en tu pecho mientras le cantabas el "arroz con leche" él sonrió, sus mejillas sonrojadas se levantaban ante su sonrisa y sus largas pestañas rubias cepillaban sus propias lágrimas en sus ojitos rojizos.
—¿Comiste algo?
Él te miró con un notable puchero al cual le arqueaste las cejas, el niño saltó de la cama y salió corriendo para luego aparecer con una bandeja y dos platos de pasta.
—Comeremos juntos.
Sonrió depositando el plato en tu falda.
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—Sargento [____] veo que ha despertado.
Habló Laswell, le sonreiste dolida, el pequeño Sammie te alimentaba serio, enfocado en su tarea de cuidar de su mamá, apartaste la cuchara que el dirigió a tu boca hacia un lado, le diste un beso en su pómulo izquierdo y le señalaste la puerta, él obediente asintió y se llevó la bandeja con los platos juntos qué él después lavaria personalmente.
