¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡Charles! ¡Charles!— Llamaste desesperada, tratando de que tu pulso no se eleve y de que tu respiración se regule.—¡Hijo de puta!
Tumbaste la silla del computador hacia un lado de una patada, furiosa solo te dedicaste a ver cómo soldados armados invadían la base y tú te habías quedado sin salida, en medio de la habitación de control.
Charles, tu superior al mando, te había dicho que saldría a despejar el camino, que mientras tú te dedicaras a hackear la base de datos de los intrusos lo más rápido posible, pero apenas tuviste el control de los dispositivos ajenos saltó una alerta en tu pantalla principal, anonadada te habías dado cuenta de que usaron un dispositivo señuelo y que tú, una programadora más que capacitada, habías caído en ello.
Tu IP ha sido revelada, tus coordenadas también.
Sentiste pasos rápidos subir las escaleras de metal, gritos, disparos, alarmada cerraste las puertas de acero encerrandote allí.
Tu walkie talkie sonó, la voz de charles se escuchó entre los aullidos dolorosos de tus compañeros.
—¿Charles?¿Me podes explicar que poronga está pasando?— gritaste tomando tu computador nuevamente para desviar las coordenadas haciendo creer que te habías escapado.—
—Mirá soldado, no he hecho cosas buenas y este es mí precio a pagar.— habló despacio.—
—¿Tú precio a pagar?¡Los están matando Charles, vos no estás pagando un carajo!¿Ahora yo que hago?
—Sobrevivir...
—¡Andate a la concha de tu hermana, tarado!¡Cuando salga de acá vos estás muerto!
Estrellaste el walkie talkie contra la pared haciéndolo añicos, te tomaste por tus cabellos pensando en alguna salida, en alguna solución, los soldados que rodeaban la habitación no te creerían, no creerían que fueras inocente.