¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— No puedo.
Ghost pareció reír mientras se inclinaba a tomar un sorbo de su bebida.
—¿Le has tenido ganas toda tu vida, para no comertela? Bloody hell.
König suspiró rendido antes las palabras de su amigo, aunque sabía que tenia razón, también se sabía conocedor de esa culpa por "romper" el vínculo que tú y el, poseían.
Chasqueó la lengua, sobre estimulado por sus pensamientos, por sus ganas, y por sus propias tormentas emocionales, no vio cuando aquel que consideró su amigo, recibió un mensaje tuyo, con una propuesta que en nuestro sazón latinoamericano diríamos, una propuesta indecente.
Simón sonrió, se relamió los labios y se removió en aquel sillón del living, sus caderas se mecieron hacia los costados logrando recostar parte de su torso.
Miró de soslayo a könig, viendo su innegable oportunidad de escape, se escabulló hasta la puerta de salida y desapareció dejando a un enojado austriaco detrás.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cuando lo tuviste frente a ti, no te lo creías, nunca haz tenido la oportunidad de verle a Simón de cerca puesto que König siempre se había ocupada de mantenerle lejos de ti. Eras de contextura pequeña, siempre lo haz sido, desde tus pechos que parecían ser un pequeño relieve en tus playeras, hasta tu estatura que no llegaba al 1,60. Te creías patética puesto que siempre quisiste ser alta.
Puede que sea el hecho de tu baja estatura, pero simón, era simplemente enorme.
Acarició tu cintura contigo sentada en tu regazo, desde su playera gris podías detonar sus músculos marcados en la tela. Con sus manos, el británico recorrió tus muslos apretandolos y deleitandose con su esponjosidad.
— No puedo entender cómo ese idiota aún no te ha probado.
Suspiro con su voz cargada de libido, tu estabas nerviosa, eras virgen y nunca creíste salir con alguien como el, para tener tu primera vez, te recargaste sobre sus hombros con tu mano, la restante acarició la mejilla y barbilla de Simón el cuál al verte río burlesco para a continuación tomarte por los muslos y alzarte.