No sé que obsesión tienen por la historia de Sammie...
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— ¡Vamos Ma, la comida ya está lista!
Tu pequeño sonrió arrastrandote por el jardín de rosas, cada vez que ibas el se entretenía jugando contigo en aquellos rosales que parecían un romántico laberinto.
Te habías tomado un mes de vacaciones de tu escuadra y tu encantador hijo y marido te lo hacían pasar de maravilla.
¿Quién lo diría? Terminaste casada con un magnate italiano viviendo entre bolsos Hermès y ropa de alta costura, "el mundo provee" pensaste chistosa.
Tu pequeño te arrastró hacia el comedor gigantezco entre risas y palabras tiernas.
—Ve a lavarte las manos y busca tu bolso, qué Johnnie pasará pronto por vos.
Hablaste en tu natal, tu hijo siendo niño de cuna de oro, a sus 12 años ya sabía hablar perfectamente tres idiomas, el italiano, el español y el inglés.
En tus años de vivienda con Sammie, trataste de inculcarle todo el sazón propio de tu país, desde el dulce de leche hasta el cuarteto, recuerdas sonriente como tu marido se reía de como ustedes dos bailaban.
Tan perfecto.
Con pantalones de traje azul marino, una camisa blanca y un chaleco del mismo color del pantalón excepto una tonalidad más oscura, los veía a los dos, con esos ojos poblados de pestañas relucientes y largas con sonrisa encantadora, se recargaba en el mueble de la cocina con su taza de café mientras disfrutaba de ver a su hijo pisarte los pies tratando de seguirte el paso.
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