AY DIOS, MIENTRAS ESCRIBIA ÉSTO SE ME OCURRIÓ HACER UN KÖNIG GUITARRISTA AAAAA
Por cierto,
[Alerta/ aclaración]: red header [+18]
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Ya König, quieto.
Advertiste manteniendo distancia, volvías del trabajo cansada, desabrochaste tus pantalones y desabotonaste tu camisa, de alguna forma no te daba vergüenza estar frente a un König el cuál te veía con celosía.
— Dejaste tu computador prendido anoche, ví la app de citas.
Habló quisquilloso tomando asiento frente a ti, cruzó sus piernas y brazos y te miró expectante por una respuesta.
Arqueaste una ceja mirándole mientras sorbias un poco de agua.
—¿Ahora revisas mis cosas, König?
Reíste sarcástica, te cerniste sobre la isla de marmol y lo miraste fijamente, él se removió en la silla sintiendo un cosquilleo en su abdomen bajo.
Titubeó, a lo que respondiste con unos asentimientos mientras cerrabas aquella botella de agua mineral, la colocaste sobre la isla y bajo la mirada penetrante del más alto te dirigiste hacia las escaleras.
—¿Por qué?
Giraste sobre tus talones y lo miraste con duda.
— ¿Por qué, qué König?
Él te miró con anhelo, sus manos descansaban sobre sus grandes muslos y su iris brilló bajo las tenues luces.
— ¿Por qué buscar a otro si me tienes a mí?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Aguantalo.
Él se removió debajo tuyo, su cuerpo teniendo espasmos más él enfocado en tus ojos y en cómo frotabas aquel vibrador violeta por sobre su erección al desnudo, te tomó por la camisa abriéndola aún más, dejando a la vista tu sostén de encaje rosado, estiró su mano tirando de aquel brasier hacia abajo descubrió tu suave seno el cual amasó con su mano mientras que sollozaba entre ritos de placer.
Reíste ante su porte lamentable, tomaste su erección con tu mano y la golpeaste contra tu palpitante clítoris, él soltó un alarido nervioso que prontamente se convirtió en palabras confusas en alemán hasta balbuceos no concisos debido a que se había permitido él venirse, así, su esperma chocó fuertemente contra tu coño, gemiste ante la estimulaciones repentina y usando su polla cómo juguete sexual propio moviste la punta de su falo en contra de ti sobrestimulandondolo y dandote algo de liberación a ti misma.
—Vamos, no hagas ésto...
Gimió apretando las sábanas debajo suyo, sonreiste embriagada en lujuria, y de un solo senton pudiste adentrara toda su extensión dentro de ti, él ronroneo ante la intromisión y elevó sus caderas buscando aún más profundidad a lo qué recibió una cachetada de tu parte.
—¿Quién mierda te ha dejado moverte?
Hablaste entre suspiros, él asintió viéndote dar lentos y profundos saltos sobre su polla, untando sus fluidos en su falo creando un sonido mojado que a ambos parecía excitarles aún más, acariciaste su mandíbula dando leves toques indicándole a él que la relajase, podías ver en sus ojos como luchaba contra la necesidad de tomarte como la bestia que él creía que era, el se suponía que era el que mandaba, pero desde que te conoció todo ha cambiado tanto.
Él ya no es el empresario importante que fue alguna vez, ya no es el "amo" que solía ser, ahora es un sumiso implorante bajo tus caricias descuidadas, se sentía ansioso por tu toque y sentía su orgasmo golpearlo fuertemente cada vez que tú se lo causabas, se sentía mareado por el calor que emanaba de sus cuerpos y obsesionado por cómo tus sentones golpeaban su punto dulce, amaba como tus pequeños senos parecían rebotar con cada movimiento y como solías morder tu labio inferior al sentirlo chocar contra lo más profundo de tu entrada.
Buscando tu propio placer moviste tus caderas en contra de su ya palpitante erección, buscando tu orgasmo lo tomaste por la nuca y lo besaste furtiva sientiendo sus gemidos chocar contra tus labios y los sonidos eróticos que de ambos emanaban, su mano recorrió tu pecho nuevamente, lo aceptaste gustosa mientras que de un giro y una mano aventurada en tu cintura, elevó tus piernas hasta dejarlas por sobre sus hombros y marcando sus manos en tu cadera, arremetió con fuerza y calidez contra ti que te removiste sintiendo el nudo de tu próxima liberación. Rodeando sus caderas con tus piernas, la aprisionaste más cerca aún, ganandote un suspiro tembloroso de König que miraba morboso la unión entre los dos y el rebalse de fluidos.
Prontamente se sacudió encima tuyo, implorando que le permitieras su gran liberación, a lo que respondiste pateando levemente su pecho, obligándolo a abandonar la cálida humedad de tu coño, lo miraste sentada en aquella cama, él quedó parado contra un armario, el pre semen recorria la extensión de su necesitado falo y bañaba la punta rosácea de éste mismo.
Abriste tus piernas en su dirección siendo notoria con tus intenciones a lo que él, relamiendose los labios, tomó tus muslos y adentró su cara en tu intimidad. Su naríz chocó contra tu sensible clítoris lo que te hizo soltar un alarido sorpresivo, él sonrió gustoso pasando su lengua por toda la extensión de tu coño, el sabor de el fluido de los dos en su lengua le causaba cosquilleos enfermos en su zona baja, nunca creyó que caer tan bajo se podría sentir tan bien.
Apretaste su cabeza con tus muslos ante los espasmos de tu propio orgasmo, lo apartaste nuevamente, tomando aquel vibrador nuevamente, lo pasaste por entre sus piernas hasta su falo en donde adentraste la punta en tu boca, él casi grito debido al placer repentino, sus muslos temblaron bajo tus caricias y sus labios temblaron en conjunto a su voz que soltaba incoherencias en un idioma que prontamente descubriste que era el alemán, proclamó tu nombre, y te deleitaba con sus no disimulados gemidos, succionaste, lamiste esa cabeza con gran celosía y aumentando las vibraciones en su falo lograste sentir el sabor amargo del semen de aquel hombre austriaco invadir tus sentidos.
Tembloroso, al dejarlo ir, se sentó en la cama aún entre pequeños sollozos, sus mejillas sonrojadas y sus ojos verdosos cristalinos debido a la estimulación te hicieron sonreír tal vez, victoriosa.
Acariciaste su cabeza depositando un beso en su mejilla, lo hiciste recostar a tu lado con su cansada cabeza en tu pecho, él te abrazó encariñado, susurró algunas palabras que no supiste comprender, pero le reprocharias más tarde por ello.
— Du faszinierst mich...
¿qué significa eso? No tuviste tiempo para preguntar que lo encontraste prontamente durmiendo en tus brazos, enternecida, acariciaste sus cabellos uniendote a él en un sueño profundo y abrasador.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Gente creo que nunca más voy a escribir éste tipo de one shot, soy malísima.