Capítulo 3

2.4K 267 4
                                    

- Qué fastidio todo esto. - se quejó Sam en voz baja, mientras los omegas disparaban sus hormonas tratando de seducirla, pero un alfa extremadamente dominante como ella se cansa de esos omegas que sin pensar, siempre terminaban lanzándose encima de ella. Y así, decidió salirse de la fiesta por un tiempo.

Mientras caminaba y trataba de encontrar el baño, se encontró con muchos omegas en su camino.

- Hola, hermosa... ¿te gustaría divertirte un poco? - escuchó a una de las damas que claramente provenía de una familia adinerada pero aún así, actuaba como cualquier otra omega que Sam hubiera conocido mientras encendía sus hormonas.

Ella simplemente se burló de su oferta y se alejó.

Aunque no podía juzgarla, ¿Quién no se quedaría hipnotizado con sólo verla pasar? Ella siendo dueña de una cara hermosa y un cuerpo de envidiar junto con sus seductores ojos marrones, su dinero y sus influencias.

Después de minutos buscando - minutos que se sintieron como horas - parecía que no podía encontrar el baño y ya se estaba molestando, pero no quería llamar la atención de ninguna de las personas presentes así que, apenas pudo, abrió la primera puerta que vio. Así podría salir del 'caos' en el que estaba.

Pero en el momento en que abrió la puerta, olió el mismo aroma que olió antes en esa extraña camarera. No podía verla, pero sentía su dulce aroma en su interior. Estaba a punto de salir cuando escuchó una voz femenina.

- ¿Qué diablos pasa con los extremadamente dominantes?

Instantáneamente después de escucharla, supo claramente que sus feromonas habían abrumado a la chica y quería salir, pero no podía negar que sus hormonas olían realmente dulce y tentadoras.

Y sin siquiera darse cuenta, accidentalmente dejó escapar repentinamente una cantidad considerable de sus feromonas debido a su celo, lo que hizo que la chica de la habitación gritara de dolor.

Estaba alarmada por el hecho de que pensaba que estaba lastimada pero en realidad, debido a la gran cantidad de sus fuertes feromonas, su celo se estaba volviendo doloroso e insoportable para ella.

Sam corrió y encontró de dónde provenía el sonido y cuando lo hizo, vio a la misma camarera tirada en el suelo, con la cara y las rodillas contra el suelo y el trasero en el aire.

Los ojos de Mon estaban llorosos y sus mejillas estaban pintadas de un rojo brillante, su sudor empapaba parte de su ropa, pegándose a cada curva de su cuerpo y su respiración era entrecortada.

A pesar de su cuerpo tembloroso, trató de mirar hacia arriba cuando escuchó pasos acercándose. Sin embargo, cuando finalmente vio quién era, su celo empeoró provocando otro doloroso gemido.

"Mierda, esto es malo.", Mon pensó al ver a la mujer de cabello negro parada a unos metros de ella.

Con eso, su olor llegó a la nariz de Sam, lo que provocó que liberara una gran cantidad de feromonas.

Ambas ahora intoxicados por el olor de la otra.

- Lo sabía... Eres una omega. - murmuró Sam mientras veía a Mon retorciéndose.

Mon estaba tratando de combatir su celo, pero era demasiado fuerte para ella y - de nuevo, la suerte no estaba de su lado - Sam estaba claramente hipnotizada por la seductora imagen de la chica en el suelo.

Su aroma atraía muchísimo a Sam, quién sin pensarlo más, caminó hacia Mon.

El sonido que sus tacones producían al golpear el suelo resonó en la habitación vacía, no había nadie más que ellos. Ni una sola alma.

"¡Sam! ¡Basta! - gritó en su mente pero de su cuerpo sólo salía calor. - ¡Contrólate!"

- Maldición... - murmuró finalmente, incapaz de controlarse más.

Agarró el cuello de la camisa de Mon y fácilmente la empujó hacia arriba, atrapándola entre su cuerpo y el casillero.

El calor que emitía el cuerpo de Sam no hacía nada para ayudar a Mon a aliviar su celo.

Mon trató de apartarla, pero su cuerpo la traicionó y sus dedos solo se aferraron al dobladillo de su abrigo arrastrando sus uñas hasta dejarse morir en el espeso ambiente de lujuria, quería más. Solo más.

Ambas querían ahogarse para siempre en ese momento. Ambas se miraban lujuriosamente a los ojos.

Aunque ninguna de las dos hizo un movimiento... hasta que el calor de Mon devoró su cordura y atrajo a Sam en un beso acalorado e intenso.

Sam se sorprendió al principio cuando sintió los labios carnosos de Mon contra los suyos. Ella no sabía nada de la chica entre sus brazos, ni la chica de ella.

Pero eso no impidió que cerrara los ojos y se dejara ahogar por la sensación de satisfacción que le producía su beso. Sin pensarlo dos veces, insertó su lengua para sentir aún más el calor de la boca de la camarera y en ese momento, estaba demasiado intoxicada por su olor como para pensar en algo más... al igual que Mon, quien gustosa, le dio la bienvenida abriendo más su boca.

Mientras sus lenguas bailaban juntas, un hilo de saliva fluyó de la boca de Mon debido a la intensidad de su beso. Sam fácilmente dominó su lengua.

En ese momento, Mon no pudo evitar gemir en voz alta.

Las manos delicadas pero fuertes de Sam recorrieron la parte baja de su espalda, acercándola más a su propio cuerpo, desapareciendo todo espacio entre ellas.

Su lado salvaje se estaba apoderando de ella, mordiendo el labio inferior de la mujer hasta hacerla gemir de dolor. Con cada sonido que hacía, Sam podía sentir que su sangre bombeaba más rápido en la parte inferior de su cuerpo.

Empujó más a la chica sobre el casillero, dejando una de sus piernas entre los débiles muslos de Mon, quien soltó otro gemido al sentir la presión sobre su feminidad. Estaba empezando a frotarse en los muslos firmes de Sam, tratando de ganar algo de fricción para ayudarla a relajar la presión que sentía en su vientre.

Después de notar esto, Sam gimió al sentir la necesidad de la joven, haciendo que su miembro medio duro creciera al máximo, casi palpitando y latiendo, suplicando por atención.

Los ojos de Mon se abrieron con pánico cuando sintió el enorme bulto rozando uno de sus muslos.

Y en sus segundos de lucidez, se dio cuenta de que eso no era para nada bueno.


Marcada | Sam&Mon Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora