Capítulo 10

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 - Mon está muerta. - dijo Tassawan de la nada, llamando la atención de su nieta mayor, quién ni siquiera había notado que estaba en su oficina. - Kirk dijo que la encontró y que todo salió bien.

- Mierda... - Los ojos de Neung se abrieron ante la impactante revelación y el comportamiento frío de su abuela.

Recordó por qué le tenía miedo.

- Ya se lo dije a Sam, por cierto. Odié tener que decírselo, pero lo hecho, hecho está.

Lo único que Neung podía hacer era pensar en lo despiadada que era su abuela, como si la noticia no fuera nada grave.

Después de todo, Sam era su nieta. Ella era familia, ¿verdad?

Un atisbo de culpa apareció en los ojos de Neung, llamando la atención de su abuela.

- ¿Qué? ¿Crees que soy una desalmada? - Dijo Tassawan mirándola directamente a los ojos. - Haría cualquier cosa para proteger a mi familia. Incluso si eso significa matar gente inútil que se interponga en mi camino.

Al acercarse a la puerta de la oficina de su nieta, le dio otra noticia que sabía que asustaría a la mujer.

- Kirk dijo que antes de matarla, sus gritos eran celestiales. - dijo con tono burlón.

Se alejó y Neung sintió la piel de gallina.

¿"Matar gente inútil"?

*

Sam podía sentir las lágrimas que caían desde sus mejillas hasta su cuello y desaparecían en su blusa. Quería estrangular a su "abuela", destruir hasta el último pedazo de Kirk y desaparecerlo de la faz de la tierra.

A medida que pasaban los minutos, podía sentir su cuerpo llenarse de una rabia insaciable.

La "noticia" de su abuela tal vez rompió su corazón, pero no su esperanza.

Ella podía sentirla.

Sam se obligó a conducir hasta su apartamento, intentando ignorar sus manos temblorosas, mientras conducía lo mejor que podía. Volvió a coger su celular y marcó el número de una mujer que sabía que podía ayudarla.

Y como de costumbre, no pasó mucho tiempo antes de que contestara.

- Oh, ¿A qué debo el honor de recibir una llamada de la gran Samanan Anantrakul? - dijo la mujer con un tono de picardía al atender la llamada. - ¿En qué te puedo servir?

Sam solo gruñó por el tono de voz de la otra mujer. Siempre tan infantil.

- Necesito tu ayuda para encontrar a alguien.

- Uhm... Directo al grano como siempre. Esa es la Sam que conozco.

- ¿Puedes hacerlo o no? - dijo Sam a través del teléfono, levantando la voz debido a la irritación que le causaba solo escuchar su voz.

- Bueno, sí. Puedo intentarlo... ¿De quién estamos hablando?

- Nos vemos en mi apartamento en treinta minutos para discutirlo. - la verdad, es que entre más rápido terminaran con esto, mejor. Si algo odiaba, era tener que lidiar con ella.

- Espera. Sabes que hay un precio que tienes que pagar, como siempre.

- ¿Qué o cuánto quieres? - gruñó entre dientes. La vena de su frente ya sobresalía debido al estrés y la rabia que estaba experimentando mientras gruñía su nombre con total desprecio después de no obtener respuesta. -...Nita.

La castaña dejó escapar una suave risa desde el otro lado de la línea.

- Bueno, tampoco es para tanto. Una cena, solo tú y yo, el viernes.

Marcada | Sam&Mon Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora