Capítulo 21

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El cuerpo de Sam temblaba sin control, las lágrimas se desbordaban de sus ojos, ¿Cuánto tiempo llevaba en posición fetal en el suelo de su habitación llorando? No lo sabía, sólo sentía el dolor penetrante en su cien pero, más fuerte que el de su cabeza, el dolor en su pecho era insoportable. El sentimiento de culpa la inundaba, su mente la estaba consumiendo con la idea de haber lastimado a Mon, su omega, la misma omega que llegó a su vida en el momento que más la necesitaba y que ahora, por su culpa, había huido una vez más de ella.

- Mon... ¿realmente vas a renunciar a mí? - susurró con una voz apenas audible. - Sigues huyendo de mí... Quizás soy yo el monstruo... Te amo tanto... - la alfa pudo sentir su corazón romperse - Todo este tiempo... Perdón...

La cabeza le daba vueltas, no podía abrir los ojos hinchados después de tantas horas llorando.

- Por favor... no me dejes... Por favor... Necesito que estés a salvo... conmigo...

- Ella nunca estará a salvo a tu lado, Sam. - la voz de Nita se escuchó a lo lejos, o quizás la realidad era que estaba junto a Sam, pero ésta se veía sucumbiendo ante el cansancio y la tristeza que la invadía.

- Encuéntrala... Te lo suplico.

Las palabras llenas de desesperación de Sam cayeron sobre Nita como un balde de agua fría.

"Estúpida niña... ¿Quién huiría de Sam? - pensó. - Sólo alguien que no la merece."

- Yo me encargaré.

*

Cuando el sol comenzó a ponerse, el corazón de Mon se aceleró mientras caminaba por las calles poco iluminadas que llevaban hasta el edificio en el que vivía Nop. Había estado caminando durante lo que parecieron horas, respirando entrecortadamente mientras intentaba poner la mayor distancia posible entre su corazón y Sam.

Su relación, en tan poco tiempo, había sido intensa y hasta se sintió que era para toda la vida, pero una vez más se había dado cuenta de que en su vida, no existía lo "perfecto". 

Esa noche, había sentido terror como nunca, recordaba los ojos oscuros de su alfa y no los reconocía. No había ni rastro de calidez o amor en ellos, sólo un frenesí que aún después de todas esas horas, hizo que su piel se erizara de sólo recordarlo.

Después de una noche en vela cuando Sam cayó en un sueño profundo, había tomado la decisión de empacar una pequeña maleta y salió de la mansión en plena noche. Pero ahora, mientras caminaba por la ciudad, no podía evitar sentir una sensación de desesperación. Había perdido lo más preciado y que en cuestión de meses se volvió lo más importante para ella: Sam.

Las lágrimas corrían por su rostro cuando tropezó con una acera, se llevó las manos al pecho, tratando de estabilizar su respiración mientras miraba frenéticamente a su alrededor en busca de alguna señal que le diera la fuerza suficiente para dejar lo ocurrido atrás y volver corriendo a sus brazos. Pero las calles estaban vacías, justo como se sentía su pecho en ese momento.

Su mente estaba siendo consumida por pensamientos de lo que podría pasar si volvía. ¿La lastimaría? ¿Se disculparía? ¿Seguiría ignorando su presencia como había estado haciendo todos esos días? ¿Volvería a ser la Sam que amaba? Tantos pensamientos la abrumaban, tantos "Y si...", su corazón latía con fuerza y sus lágrimas caían sin intenciones de parar.

Al doblar una esquina, vio una figura en la distancia: una figura femenina alta, con cabello oscuro y ojos penetrantes. El corazón se le subió a la garganta al pensar que podría ser ella o que simplemente era su mente jugándole una broma. Empezó a correr, con la esperanza de llegar cuanto antes a Nop, pero la ansiedad la traicionó y sus rodillas se rindieron, haciéndola caer.

Marcada | Sam&Mon Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora