Capítulo XXXI: El hilo rojo

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Dice la leyenda que hay un hilo rojo que nos une a nuestra alma gemela, no tiene que ser necesariamente una pareja, puede ser un amigo o un familiar, hay algunas personas que encuentran a la otra mitad de su hilo rojo cuando son muy jóvenes, otros ya cuando son mayores pero siempre la encuentran, eso es lo que dice la leyenda.

Entonces te conocí y me di cuenta de que eres mi hilo rojo y el mundo quiso que nos conociéramos como regalo por el sufrimiento del pasado, tú eres el regalo más bello que me ha sido otorgado, eres sin duda la luz de mis días, la luz de mi vida y espero sinceramente que ese hilo rojo siga ahí hasta que me acueste en mi lecho de muerte.

Yo creo firmemente que siempre ha habido un hilo rojo que nos une, un hilo rojo que aunque tuvimos que buscar por mucho tiempo fue puesto allí por el destino, ese hilo rojo, el que me une a ti, es la prueba de que hay personas hechas para amarse.

Eres la mejor amiga que cualquiera podría desear y ese hilo rojo que me hizo encontrarte fue de las mejores cosas que me podían pasar, porque una persona como tú es muy difícil de encontrar, entonces solo necesito que sepas que siempre te querré, hasta que ese hilo rojo pierda su color, hasta que la luz de las mañanas no vuelva a aparecer o la belleza en la naturaleza no vuelva a pasar.

Eres la prueba de que un alma gemela no es necesariamente una pareja y la prueba de que la familia no siempre es de sangre, siempre vas a tener un puesto en mi corazón, siempre vas a ser una de mis personas favoritas, de las personas que más me inspiran, de las personas que más feliz me hacen.

Le agradezco al mundo por ponerme a la persona al otro extremo de este hilo rojo hoy frente a mí, una persona mucho mejor de lo que cualquiera podría desear o imaginar, una persona merecedora de la luna y las estrellas porque brilla tanto como ellas, una persona que es imposible no amar, una persona bella y buena, una persona de la que siempre estaré orgullosa incluso aunque algo nos pueda pasar.

El diario de una persona rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora