Capítulo VIII: La calidez de tus labios

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Me encantaría decirte que me muero por la calidez de tus labios, te preguntaste si eras guapo y en mi cabeza solo existe tu nombre, tu cara, tu cuerpo, tus manos. Te has adueñado de mi ser, de mi hablar, de mi voz, es la primera vez que siento algo así por alguien.

Me encantaría que me envuelvas en tus brazos, que me hagas sentir segura, me encantaría que me tocaras como si fuera la persona más bella del mundo. Me encantaría decirte que estoy perdidamente enamorada de ti, que haces que el corazón se me acelere solo con un "hola".

Me dijiste que odias tu sonrisa cuando es la razón de la mía, me dijiste que odiabas tus ojos cuando yo amo que se conecten con los míos, dime que me quieres, aunque sea mentira. Me encanta la forma en la que me haces sentir y a la vez me da miedo.

Dime que no soy la única que siente esto, dime que tu también sientes que te va a estallar el corazón con solo una mirada más.

A veces me encuentro buscándote con la mirada y me regaño porque me parezco una tonta, a veces me encuentro pensando en ti con una sonrisa en la cara, a veces me encuentro sintiendo mariposas cuando hablamos.

Por favor, necesito saber que sientes algo parecido, necesito saber si tu te encuentras pensando en mi nombre, necesito saber si tus suspiros llevan mi ser tallado en ellos, necesito saber si me quieres, si me amas.

Me haces sentir cosas que nunca he experimentado, ¿qué me has hecho? Te has adueñado de mis pensamientos y los has convertido en tu voz, en tu ser, ahora solo existes tú en mi cabeza, solo existes tú en mi corazón.

Dime que sientes lo mismo, que deseas probar mis labios, que deseas hacer mis sueños realidad, que me necesitas tanto como yo te necesito a tí, dime que me amas, dime que me adoras, dime que te encanto. Necesito escuchar esas palabras saliendo de tu voz, necesito que me ames.

El diario de una persona rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora