Capítulo XXVI: ¿Quién soy?

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Ya no sé quién soy, siempre he querido creer que soy buena persona, un ángel en un mundo lleno de demonios, una persona de alma pura, una persona que iría al cielo si Dios existiera, una persona que todo el mundo ama, una persona amable, siempre he querido creer que soy esa persona.

Pero últimamente hay una sombra que está apoderándose de mí, ya no sé si soy una buena persona, he cometido varios pecados, entre ellos está el amar, he hablado mal a las personas que me dañaban, he buscado mi propio placer, he sido egoísta, he cometido varios errores.

No sé quién soy, me miro al espejo y me llega esa preocupación de pensar que estoy dañando a la gente con mis palabras sin saberlo o de que no soy tan buena como un día prometí ser, que no me merezco que la gente me diga que soy inocente.

Inocencia, algo que perdí, mejor dicho... Algo que me fue arrebatado, unas garras largas y frías que la tomaron en sus manos y me abrieron los ojos, que me hicieron ver la realidad con otros colores, esa inocencia que tiene un niño me fue arrebatada nada más cumplir los doce años.

A los doce años comencé a pensar en la muerte, comencé a preguntarme si mi muerte sería trágica, a los doce comencé a desear la muerte, a los doce mi felicidad desapareció, a los doce la vida no tenía sentido, a los doce mi existencia no tenía sentido.

A los catorce me enamoré por primera vez de una chica y estaba aterrada, ya no era pura y aunque nunca creí en un Dios estaba aterrada porque pensaba que había algo malo en mi ser y aunque también me había enamorado de hombres este sentimiento no era igual, me sentía culpable, miserable.

Ya no hay inocencia alguna en mi ser, ya no soy pura pero no puedo decir que he sido mala, no soy una persona a la que le guste dañar a la gente, una persona que haya arruinado una vida, ya no soy una niña pero eso no quiere decir que sea un monstruo.

Pero aún así sigo preguntándome si soy buena persona, porque he hablado mal a la gente, me enamoré de una mujer, he buscado mi propio placer, he sido egoísta, he buscado dañar a alguien que me rompió en pedazos con mis palabras, he fantaseado con una vida llena de caprichos, no he sido una santa.

¿Soy mala persona? Ese es uno de mis mayores miedos, encontrarme a mí misma disfrutando del daño del resto, encontrarme sonriendo por lo cruel que he causado pero sé que nunca haría daño a alguien por voluntad propia, que no quiero ser mala.

El diario de una persona rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora