El diario de una persona rota

Capítulo XXXIV: Terremotos

La luz se me escapa de entre los dedos, como el agua de tus manos cuando intentas beber con ellas, como el sol cuando llega la hora de que aparezca la luna, como aquella ola cuando es momento de chocar contra la orilla.

La sensación de soledad se me instala en el pecho, como cuando llega la noche y las estrellas son lo único que queda a tu lado, como cuando caminas sola a clases mientras te abrazas a ti misma, como cuando la última hoja cae del árbol en otoño.

Te fuiste, ya no soy capaz ni de recordar tu voz o tu risa, pero nuestra foto permanece en mi escritorio, tus ojos mirándome cuando siento que ya no me dueles más, cada vez que sé que te he comenzado a olvidar.

Y el fuego en mi alma consume las paredes de mi interior, lagunas en mis ojos, terremotos en mis manos, preguntas en mi mente, dolores en mi alma, dudas que se quedarán sin resolver.

¿Tanto te costaba comunicar las cosas conmigo en vez de irte cuando no podías más? Yo hubiera cambiado, hubiera luchado por mantenerte a mi lado, por ser mejor persona, por nuestra amistad, por ti, hubiera hecho hasta lo imposible para seguir teniéndote, para seguir pudiendo nombrarte en presente del indicativo y no en un pretérito perfecto.

Lo siento, siento haberte roto sin haber sido esa mi intención, siento que nuestra amistad haya acabado el día de tu cumpleaños, no lo merecías, si tan solo hubiéramos usado nuestras palabras...

Pero la vida es muy corta como para mendigar amor, como para temerle a quedarte sola de nuevo, como para guardar rencor a los demás a pesar del daño que te han hecho, como para dejar de luchar, como para seguir esperando ese mensaje que nunca llegará, como para tener pavor a confiar de nuevo, como para dejar que las cosas duelan más de lo que deberían.

La vida es muy corta, la gente se irá y otra gente llegará, seguir sufriendo por algo que no tiene solución es un sinsentido, la vida es muy corta, hay que volver a volar, hay que dejar ir a quién no se quiere quedar.

Es hora de dejar este barco zarpar y de comenzar tu vuelo de nuevo, no tiene sentido volar junto a un barco cuyo destino no es el mismo, todo lo que puedo decirte es que deseo que tu vuelo llegue a su destino