Capítulo 3: ¿cómo sigo vivo? ¿Y quienes son ustedes?

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Era oficialmente su primer año en la base del yakuza, y prácticamente ningún científico a su mando se esperaba que sobreviviese para este punto. Los estudios en sus órganos internos mostraban que se habían especializado más allá de la tierra. Todos creían que su cerebro se volvería una piedra o similar y se moriría, pero nadie se esperaba que comenzasen a desarrollarse hongos en su cabeza, suplantando su sistema nervioso con redes micelares especializadas. Esto más el intercambio del sistema circulatorio suplantado mediante raíces de plantas y savia especializada, era como si la flora y el reino fungi se hubiesen unido para mantener con vida a Izuku, lo que demostraba un desarrollo totalmente eficaz de la adaptación pasiva de un quirk artificial que en un principio parecía ser autodestructivo, pero terminó acoplándose de manera correcta, forzando incluso la adaptación y evolución de las especies florales y de hongos que vivían en su interior, formando una relación simbiótica con el muchacho con tal de mantenerlo vivo.

Sin embargo, no todo eran buenas noticias. Los músculos de Izuku sí se terminaron volviendo lodo, y eventualmente dejó de moverse, por lo que no podía ser movido salvo que alguien más lo manipulase, y para ello primero tenían que arrancarlo de la pared, ya que había echado raíces en la esquina en la que se mantenía sentado. Todo esto sumado a que su cuerpo una vez hecho tierra totalmente no parecía tener ningún tipo de reacción física o química, más allá de las diversas especies florales que crecían de este y que Emi tenía que podar constantemente para que no invadiesen toda la habitación, simplemente dejaron de hacer investigaciones con su cuerpo, y lo dejaron abandonado en la habitación de la mujer araña mientras tomaban todos los datos de Izuku y trabajaban acorde a estos, de vez en cuando pasando por su celda a recolectar las bayas amarillas y deliciosas que crecían de sus enredaderas.

¿Cuál era la opinión de Izuku al respecto? Fuese la que fuese, no importaba para nada, ya que tampoco podía expresarla al no tener músculos faciales, y era como si fuese un árbol siendo talado, si el árbol estuviese consciente de sí mismo y sufriese cada segundo del proceso. Eso no pasaba en el exterior, o no en teoría, ya que, si bien había algunos casos de plantas que comenzaron a mutar y obtener especializaciones más complejas como nervios básicos al mismo tiempo que algunos animales comenzaron a presentar quirks, no sabía qué tanto se había avanzado esto en la actualidad, ya que estaba totalmente aislado del exterior. O bueno, no totalmente. Podía sentir que una de las raíces que había crecido de él y atravesado la pared había crecido a lo alto, atravesando kilómetros de tierra hasta llegar a la superficie y formar un árbol, por el cual podía "escuchar" lo que sucedía a su alrededor. De nuevo, no era totalmente "escuchar". Más bien, las hojas que crecían de su cuerpo se habían especializado para captar ciertas vibraciones del ambiente y procesarlas en el sistema micelar que ahora era su cerebro. Era muy extraño, pero no es como si pudiese demostrar sorpresa de algún tipo. Precisamente no podía hacer prácticamente nada. Simplemente dejaba que la naturaleza siguiese su curso, incluso si eso significaba absorber nutrientes de su cuerpo de tierra para ello. De nuevo, su opinión no importaba si no conseguía expresarla. No era muy difícil a lo que era su vida en sociedad como quirkless, así que tampoco le molestaba tanto.

Por lo menos su amiga y compañera de cuarto lo mantenía entretenido. De verdad que apreciaba sus intentos de animarlo en su situación, incluso si su humor implicaba mucho de esa tal "grasa" y los términos "sumisa" y "dominante". La intención era lo que contaba, y su compañía era lo único que le hacía recordar que en el fondo era humano, no un simple pedazo de tierra con consciencia. Sin embargo, eso no significaba que siempre le gustasen las anécdotas de su compañera de cuarto, pues eran un tanto... traumáticas.

Emi: y entonces me dijo "ya sabes qué tienes que hacer para que te perdone", así con la voz típica de Tamaulipas, de cuando te viene el cholo con la navaja y la verga afuera y te pregunta "¿cuál quieres dentro culera?", y bueno, pos pa seguir el chiste me agaché enfrente de su entrepierna y...

Izuku: el Gólem de JapónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora