Capítulo 12: la confianza de la persona y del tiburón... espera, ¿qué?

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Tras varias horas de enseñanzas, había llegado la tarde, y dentro de poco estaba por anochecer. Rakkun se había marchado con sus doritos, y tanto el héroe clandestino como el vigilante primerizo se subieron a un tejado para discutir sobre lo que habían visto. Y es que Izuku había dejado bien claro el punto que quería explicarle al héroe borrador. 

Izuku: ¿y bien?

Aizawa: tenías razón. No podemos darte lo que buscas. Así que, mientras nuestros objetivos coincidan, no te intentaré atrapar.

Izuku: gracias. Aprecio el detalle.

Aizawa: por otra parte, no me vas a quitar de encima tan fácilmente. Como vuelvas a matar y esté cerca de ti, no confíes en encontrarme de buenas.

Izuku: no lo esperaba en un primer lugar. Pero haré lo que sea necesario, espero que lo tengas en cuenta.

Aizawa: -suspiro- por supuesto. Suerte en lo que buscas, niño problema.

Mientras el héroe clandestino se retiraba por los tejados, Izuku volvió su vista a la ciudad nocturna. Ahora que podía interceptar señales de radio de la policía, había ampliado su rango de acción considerablemente. Sin embargo, si la policía podía lidiar con ello, lo dejaría en sus manos mientras él esparcía sus hojas por los callejones, en los que la gente en problemas tiene menos probabilidades de ser escuchada.

En eso, una de sus hojas captó una lucha entre dos pandillas, a lo que se movilizó rápidamente para detenerlos y evitar que se matasen entre sí o que matasen a alguien más en el camino. Rápidamente llegó al callejón en donde se estaba dando lugar la pelea, y se dispuso a leer los flujos esenciales de cada uno de los pandilleros, para poder identificar si alguno tenía la intención de matar a alguien o lo haría después de la pelea. Una vez vio que ninguno de ellos pretendía acabar con la vida de nadie, se dio la vuelta, preparado para marcharse, cuando una cortina de vapor cubrió todo el callejón, sorprendiendo a Izuku, pues no había previsto eso, ni la silueta que aterrizó en medio de esta. ¿Qué tan rápida era su presencia para casi ir a la par de su flujo esencial?

La vista humana no hubiese podido ver lo que sucedía en la nube de vapor, pero Izuku pudo ver con sus ojos esmeralda cómo una silueta acabó con todos los pandilleros en un instante, para luego despejar la nube de vapor, mostrando una escena llena de sangre y cuerpos descuartizados, con una joven con rasgos de tiburón parada en medio de todo. Al momento de identificarla, se dejó caer del tejado hacia el callejón, sorprendiendo a la asesina por no haberlo notado de antemano.

???: huh, juraría que no había testigos. Bueno, justo iba a limpiar este desastre, ¿podrías dejármelo fácil y no gritar antes de matarte?

Izuku: tú eres la mano derecha del Inframundo, ¿no?

???: la izquierda, para ser precisos. La derecha es otra, pero bueno. Te lo perdono por esta vez.

Gawr Gura, la aparente mano izquierda del segundo mayor imperio criminal de Japón. Izuku la reconoció de las descripciones de los pocos pandilleros que esta dejaba con vida cuando quería mandar mensajes a ciertas bandas criminales. El que estuviese por la ciudad cambiaba los planes, pues si mataba a todos aquellos que pretendía redimir, su propósito se vería retrasado de sobremanera.

Izuku: no voy a permitir que sigas con esto. Lo siento mucho.

Gura: pues no lo sientas. Ignora los sentimientos que te dicen que lo que haces está mal, y así te quitarás un peso de encima. ¿Qué está bien y mal a estas alturas?

Izuku: no los has matado por eso. Sabes que no causaban ningún mal al mundo.

Gura: no a este mundo, chaval. El Inframundo, por otra parte, se quita una molestia enorme con su partida. Si querías que los dejase vivos, me los hubiese tenido que llevar ante mi jefa para que los torturase ella misma por los problemas que le ha causado, así que, con todo, les he dado la muerte más rápida e indolora que jamás se hubiesen merecido.

Izuku: el Gólem de JapónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora