Capítulo 11: ... y el peso de mis propias expectativas

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Mientras los héroes se encontraban agradecidos con la persona que salvó al niño y al villano, Izuku se encontraba... sorprendido. De que verdaderamente hubiese sido capaz de salvar totalmente a alguien. Hasta ahora, siempre había llegado tarde, y se había tenido que conformar con arreglar lo que ya se había roto. Pero ahora, no sólo había evitado completamente una previsión, sino que además había salvado a un niño fuera de los planes, junto al villano que provocó todo, y al mismo tiempo, le había inyectado un veneno con las raíces de su brazo que activaría los químicos cerebrales que le harían arrepentirse de sus acciones, en el peor de los casos, y recapacitar y cambiar toda su vida en el mejor. Y se sentía tan... vacío...

Claro, su cerebro de micelio era demasiado primitivo y poco complejo como para poder estimularse con químicos para sentir emociones. Aunque su alma se sentía bien por poder cumplir el propósito de su voluntad, su mente no sabía cómo reaccionar a lo que acababa de hacer. En su subconsciente, no era lo suficiente como para celebrar, porque no debía celebrar cuando salvaba a alguien, siendo ese su deber. Su deber autoimpuesto por su voluntad y determinación.

"Sólo por eso te enseñaré a cómo hacer que tu aura tome las propiedades de las hormonas para que puedas disfrutar de la vida."

¿Eso eran los hongos que conformaban su cerebro tratando de convencerlo de hacerse sentirse bien? Vale, tal vez su mente también quisiese esto, y tal vez también tuviese el conocimiento para hacerse sentir bien por su actuar, pero igual no lo veía lo suficientemente grande como para...

"La gente sufre para solucionar sus problemas, que es por lo que la recompensa por ello suele ser reconfortante..."

... Okey, tal vez si se tomase un pequeño descanso y estimulase su cerebro micelar correctamente, podría motivarse emocionalmente para volver a dar todo de sí para salvar a la gente la próxima vez. Pero sólo lo hacía porque aumentaría su rendimiento, no porque creyese que se lo merecía.

En el momento en el que su cerebro de micelio fue inundado por una falsa sensación de químicos cerebrales producto de su aura, sintió una mezcla de emociones tan grande que no pudo evitar caer desplomado al suelo con una sonrisa de oreja a oreja. Una sonrisa que, al igual que sus ojos verdes esmeralda brillantes, transmitía todas sus emociones actuales: emoción, nerviosismo, alivio, sorpresa... pero sobre todo alegría. Alegría de poder demostrarse a sí mismo que había dejado atrás la etapa de ser un inútil. Al final tenía razón; todo lo que había sufrido con los experimentos de Overhaul había merecido la pena sólo por este momento. Pero no se conformaría con esto. Ahora se sentía bien porque para él era extremadamente raro poder salvar a alguien de manera total, pero lo que buscaba era precisamente proteger a todos, así que cuando llegase ese momento, no tendría sentido sentir semejante cóctel de emociones por salvar una vida. Por eso disfrutaría de estos momentos tanto como pudiese, para así motivarlo a dar todo de sí en el futuro.

Aizawa: "debería capturarlo. Está expuesto y con la guardia baja. Es irracional dejar pasar esta oportunidad... tsk, sólo porque necesitas esto más que nadie, Midoriya Izuku."

Eraserhead había llegado justo a la azotea, ya que después de haber derrotado al villano que asediaba el banco, se encaminó rumbo al punto de reunión de los héroes para detener el vehículo a la fuga, cuando recibió un mensaje por sus comunicaciones que le dijo que todo se había solucionado, y que habían detenido al auto. Un vistazo a la escena, pudo ver lo que de verdad había pasado, ya que cuando se encontró al niño problemático terrícola tendido en una azotea con un brazo faltante y una cara que no precedía a este hecho, rápidamente lo relacionó con el brazo de tierra misterioso que, según los comunicados, había desviado el volante del auto, salvando a un niño que se metió en el camino, y de paso hizo crecer múltiples raíces que salvaron al villano del impacto contra una farola. El cómo lo hizo no le era importante, sólo el hecho de que lo había hecho, y por su expresión, parecía como si fuese la primera vez que había salvado a alguien, a pesar de tener registros de todo lo contrario.

Izuku: el Gólem de JapónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora