CAPÍTULO 6

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—Es extraño —susurró Onur. Volteé a mirarlo confundida—. Es extraño estar delante de lo que fue tu tumba por varios años, es como si hubieras estado muerta y acabaras de revivir.

Miré nuevamente el hueco donde según todos yacía mi cuerpo e inhalé profundo.

—En realidad Onur, es mi tumba y lo que enterraron aquí fue a Zel Kurt, enterraron sus sueños, sus metas, sus emociones, su familia...y su amor —retiré rápidamente una pequeña lagrima que se derramó—. Volví a nacer el día en que desperté, ahora solo me quedan recuerdos de mi antigua vida.

—Haré todo lo posible para que esta vida la vivas lo más plena posible.

Solo sonreí, no dije nada más.

Me había dado cuenta que Aslan venía a visitarme cada semana, que duraba horas sentado, mirando a la nada y el saberlo me hizo preguntarme la razón, pero no importaba...no importaba nada que tuviera que ver con él.

—Debemos irnos, Aysun —asentí. Le pedí que me diera unos minutos a solas. Necesitaba despedirme.

Cuando me dio espacio y se alejó, me acerqué un poco más a la tumba, la miré por última vez con mis ojos llenos de lágrimas, el estar aquí me hacía creer que no había pasado el tiempo, que todo seguía intacto, pero la realidad era otra, yo me detuve en el tiempo y todos continuaron con sus vidas, quedé en el pasado y allí debería permanecer por siempre.

Miré por última vez mi tumba y tiré la rosa blanca que tenía.

—Adiós Zel Kurt —murmuré para mí misma—. Gracias.

Mi respiración empezó acelerarse sin razón alguna y mi corazón a latir rápidamente, toqué mi garganta sintiendo como un nudo se formaba en ella. Inhalé y exhalé varias veces para tratar de calmarme y me volteé para irme.

No pude dar un paso, me congelé por completa al ver quien se encontraba al frente de mí.

Era él, en carne y hueso...era él.

Sus ojos estaban rojos al igual que su nariz, lagrimas caían de su rostro y estaba completamente pálido, más alto, más grande, mas...

—Z-Z....Ze...Zel —gimió totalmente sorprendido mientras tambaleaba en su lugar.

Tragué duro y empuñé mis manos que empezaban a temblar, aun no entendía como seguía parada, mi cuerpo estaba débil, un vacío enorme se había instalado en mi interior.

—Aslan —nombré.

Me miraba de arriba abajo una y otra vez mientras negaba y después veía la tumba vacía a nuestro lado.

—Zel...Zel... —alcé mi mano cuando empezó acercarse, lo que lo descolocó por completo.

—Aysun. Aysun Yildiz, así me llamo señor Kurt —aclaré lo más fría que pude, me tragué todas mis emociones y las escondí.

—¿Pasa algo Aysun? —llegó Onur, parándose a mi lado y colocando su mano en mi espalda

—¿Quién eres tú?, suelta a mi esposa... —imaginaba que tantas cosas estaban sucediendo en un mismo momento, que no era capaz de controlarse o si quiera pensar racional—. ¡suéltala!

Agarré de la mano a Onur cuando vi sus intenciones. No dejaría que pelearan aquí.

—Detente —exclamé, mirando molesta a Aslan—. Aquí no está tú esposa, ve y búscala en donde la dejaste, en casa.

—¿Terminaste aquí, Aysun? —quiso saber mi primo.

—Sí Onur, terminé, no queda nada importante aquí.

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