CAPÍTULO 10

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POV ASLAN


—¡¿Entiendes que le lloraba a una tumba vacía cuando mi esposa seguía viva?! —grité, alejándome de él. No quería respirar su mismo aire.

—Era mejor que vivir con la incógnita de saber que le pasó —respondió fríamente.

Lo miré totalmente sorprendido.

¿Enserio se atrevía a decir algo como eso?

—¿Crees que tenías el derecho? —exigí una respuesta, pero se mantuvo callado—. ¿Lo tenías?, responderé por ti... ¡No! —bramé—. Es mi esposa y si era necesario pasaría toda mi vida entera buscándola, pero te juro que no me habría quedado con la incógnita...la busco hasta encontrarla, ¿enserio crees que te crea después de que me hayas engañado tantos años?

—Recuerda que te cásate con Zeynep, ahora ella es tu esposa —evadía mis preguntas y eso solo hacía enojarme aún más. No me diría nada que me ayudara a saber, no se delataría, claramente no lo haría.

—Te equivocas —interrumpí—. Sigo casado con Zel, está viva, así que mi matrimonio con Zeynep no es válido...

—Pues entonces lo haremos oficial —comentó seriamente.

Solté una risa amarga y negué.

—Lo único oficial que haré será mi ruptura con ella, consigue a un estúpido que tape sus pecados, porque ya no lo haré yo —sentencié y caminé por su lado para irme, no quería tener que seguir un minuto mas en esta casa.

—Hazlo y veras como te quedas sin nada —me detuve de inmediato al escucharlo.

—Abuelo no lo lleves a ese extremo... no quiero tener que decir cosas hirientes, aun te respeto y por favor, no hagas que la brecha que creaste se engrandezca aun mas —sugerí.

—¿Me estas amenazando?

—No, claro que no —respondí, inhalé hondo y expliqué—. Recuerda que perdiste todo, la familia estuvo a punto de quedar en bancarrota, pero mi padre lo salvó, fue mi padre que construyó el imperio que tenemos desde las cenizas que tus malas acciones dejaron.

—¿Qué quieres decir con ello?, ¿crees que es bueno sacar a relucir nuestras malas decisiones en el pasado?

—No, claro que no, pero tienes que tener en cuenta que el heredero soy yo... —me señalé—. He sacrificado todo para aumentar todas las riquezas, el poder, todo...ahora es cierto que tienes un porcentaje en las acciones, pero no se compara con el ochenta por ciento.

Estaba por hablar, pero me fui.

No quería seguir más con una discusión que no me aportaría nada nuevo.

¿Qué le habían dicho a mi amada para ponerla en mi contra?, ¿Qué había sucedido?, ¿Qué?

Manejaba sin un rumbo fijo, no tenía a donde ir y en el único lugar que me interesaba estar, no era bienvenido en estos momentos.

—Como pretendes que estaré lejos de ti, Zel —murmuré—. Si estando contigo me siento vivo, no soy nadie sino estas a mi lado.

[...]

Días después.

Me desperté por el sonido del teléfono, quería dormir un rato mas...últimamente me acostaba muy tarde y no descansaba lo suficiente.

—¿Sí? —hablé, sin siquiera ver quien estaba llamando a estas horas.

—Tengo noticias —era Kemal.

Me senté rápidamente, obteniendo toda mi atención.

—Dime que son buenas —pedí.

—Tal vez, hubo una enfermera asistiendo al cirujano el día del accidente, el mismo día que despertaste fue echada y según los registros ya no vive en Estambul...al parecer fue a vivir a un pueblo, intento averiguar el nombre.

—No es coincidencia que sea echada el mismo día en que desperté —susurré—. Paga lo que sea necesario para encontrarla, Kemal. La necesitamos.

—Tranquilo, la encontraremos.

—Tamam (de acuerdo), que te sea leve.

Colgué y me levanté para irme arreglar, tenía varias reuniones hoy. Me sentía un poco desesperado el no haber sabido nada de Zel en estos días, juraba que si no la veía hoy me volvería loco...necesitaba verla, tocarla, abrazarla...necesitaba de su presencia aun cuando no me dejara acercarme lo suficiente. 

CORAZÓN DE HIELO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora