CAPÍTULO 18

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POV MIRAN

—Aun no te entiendo, ¿Cómo pudiste hacerme algo como eso, abuelo?, trato de pensar y pensar y... ¿es enserio que debo casarme con Azize?

Enloquecí en mi oficina cuando el abogado me pidió mis documentos para hacer el proceso de tramites en el juzgado, pensaba que lo que se había hablado en aquella cena se quedaría en esa cena, pero al parecer era todo lo contrario.

—No entiendo que te sucede, me dijiste que la amabas...entonces, no le veo problema a casarse —se encogió de hombros totalmente tranquilo—. Ya tienes veintiocho años, es necesario que formes una familia.

—No puedo casarme —repetí, esta vez suplicándole con mi mirada, pero me miraba sin importancia—. No puedo casarme porque... —inhalé hondo y suspiré, amaba tener mi vida totalmente privada...incluido de mi abuelo, pero era necesario hablar—. Porque ya tengo una prometida.

Ya, lo había dicho. El que no creyera al cien por ciento en el amor, no significaba que no me gustara alguien y quisiera formalizar las cosas con esa persona. Me miró fijamente por varios segundos que se me hicieron eternos hasta que asintió levemente.

El sorprendido era yo, no él.

—Hasta que lo dices —señaló la silla en frente suyo y fui a sentarme.

—¿C-cómo? —susurré, totalmente sorprendido.

¿Cómo era posible que lo supiera?

—¿Acaso piensas que no sabía de esa chica de pueblo? —inquirió—. Sabía de ella, así como también de Azize y que crees...entre ella y Azize...sabes quién elegiré...aun cuando odio a esa familia, pero no mancharas nuestro apellido con alguien inmunda...

—No te atrevas hablar mal de ella —dije totalmente serio.

—¿Es de una joven de casa acostarse con un hombre cuando ni siquiera esta casada? —cuestionó.

—Le prometí que me casaría con ella, que formaríamos una familia... lo de Azize —esquivé su mirada y confesé—. Solo quería dañar a Aslan y que mejor, que ella...su hermana pequeña.

—Pues lo dañaras, porque te casaras con su hermana sin amor, así que esa pobre niña sufrirá y a su vez su hermano, felicidades nieto...lo lograste.

Empezó aplaudir irónico. No le gustaba la idea de que me casara con Azize, pero de todas formas apoyaba esa boda, no lograba entenderlo.

—No abuelo, no puedo casarme...no puedo —insistí—. Dices que debemos de tener palabra, yo le di mi palabra a ella...no puedo simplemente dejarla, no puedo hacerlo. Me gusta, es una muy buena persona y podría decir que la amo...

—Si la cuestión es de dinero, su familia tendrá mucho y ella igual, no les faltara nada, podrán comenzar en otra ciudad si es lo que quieren, pero si es de amor —inhaló profundo—. No siempre todos tenemos un final feliz, nieto. Es hora de que lo sepas.

—No me casaré. Ni siquiera me gusta Azize, es como si fuera una niña, es muy inmadura y me es imposible verme casado con alguien como ella, abuelo...no lo soportaría...busca flores y corazones, yo solo tengo espinas —me levanté enojado y salí de su oficina, no sin antes decir—. Tú serás el culpable de que alguien inocente viva infeliz por el resto de sus días. Que Alá te perdone.

No lo entendí, jamás podía entender sus decisiones. Esta vez estaba entre la espada y la pared.

¿Cómo le podía hacer algo como eso a Ebru? Imposible, la quería y me gustaba cada cosa de ella, era perfecta para ser mi esposa y la madre de mis hijos, no alguien como Azize, el ser la menor había hecho que la criaran en una especie de esfera, nada malo jamás a entrado en ella, no conoce la malicia, nada.

Mi celular sonó y maldije al ver en la pantalla Azize.

—¿Qué pasa? —respondí tosco, estaba empezando a cansarme su intensidad.

—Lo siento si llamo en un mal momento —susurró—. Puedo llamar mas tarde, si estas ocupado.

—¿Podría estar ocupado para mi futura esposa? —exclamé en un tonó sarcástico, sabía que no me entendería—. Imposible, dime...¿Qué sucede?

—Alá, Alá...cada vez que dices mi futura esposa, mi corazón explota —rodeé mis ojos exasperado—. Empezaré a tener las citas para el vestido de novia, tenemos que reunirnos para saber como será la decoración, queremos saber tus gustos, también hay que reunirnos para la prueba de lo que será la comida, los pasabocas y lo mas importante...nuestro pastel de bodas.

—¿Pueden encargarse ustedes? Mi tía las ayudará...llámenla y arreglen todo con ella, sabe mis gustos, estoy muy ocupado con el trabajo.

No respondió al instante, se tomó varios segundos y cuando habló, supe que estaba triste.

—Entiendo, pero es necesario que estes en la prueba de los alimentos...adiós.

Colgó rápidamente, ni siquiera dejó que me despidiera. Me encogí de hombros, tenía que saber desde ahora que no seria un matrimonio como los que seguramente soñó toda su vida, tal vez esta actitud mía la haga replantearse y decidir que no se casará.

Quería ir y ver a Ebru, pero seguramente el abuelo aun sabía donde residía y el ir ahora, era como entregársela en bandeja de plata. No podría comunicárselo en persona, ella me odiaría y con toda la razón. 

CORAZÓN DE HIELO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora