VII

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- Cómo diablos se te ocurre pegarle a Connor Miller, ¿No te han quedado claras las normas del instituto? Nunca provoques a alguien que está por encima de ti - dije apretando la gasa contra su labio roto, haciendo que pusiera una mueca de dolor mientras aguantaba las ganas de quejarse. Dejamos a Dan en su casa porque él me lo pidió, y después llevé a Oliver a la mía porque sabía que no iba a haber nadie en ella y Oliver me dijo que en su casa hoy iba a estar su madre, y bueno, supongo que no sería muy agradable estar tres horas antes de que se acabe el instituto y encima con un gran golpe en la mejilla y el labio roto, ¿No?

- Si hiciera eso no podía ni siquiera mirar a nadie - murmuró mirándome, yo también le miré, y mojé la gasa con alcohol - Vamos, si siguiera las benditas normas no nos hubiéramos conocido nunca - y apreté de nuevo el alcohol contra la herida.

- Si hubieras seguido las reglas ahora mismo estarías en el instituto siendo el nerd invisible como siempre y yo estaría suspendiendo todas las materias, con mis amigos fumando en alguna esquina del instituto - murmuré - Como siempre - dejé escapar entre mis labios, le quité la gasa del labio y me levanté del suelo donde estaba sentado para poder curarle ahora la mejilla. Hubo un incesante silencio mientras yo le daba la espalda a Oliver y buscaba entre el botiquín otra gasa.

- ¿Prefieres eso? - susurró - Lamento no ser como... tus putos ideales y tus putos amigos quieren que sea, ¿Bien? Lamento ser... ¡Raro! ¡Un bicho raro! Lo lamento si no me gustan las fiestas, si no fumo un paquete de cigarrillos al día, si no suspendo todo, si no voy creyéndome el mejor del instituto O... Si no voy por ahí insultando a los demás ¡Lamento ser un imbécil! - respiró por un segundo, antes de volver a hablar - Pero yo soy así Nick, nací así y... Lamento decepcionarte y no ser lo que quieres que sea, pero no voy a cambiar, ¿Me oyes? No quiero, ni puedo cambiar - dejé de buscar entre el botiquín y apoyé las manos contra la mesa, cerrando los ojos y suspirando. Pasaron unos segundos de un molesto y denso silencio, el cual se podía cortar incluso con un cuchillo oxidado. Duró demasiado tiempo para mi gusto, por un momento no supe dónde quedaron todas esas buenas tardes con Oliver entre risas y bromas, supongo que ahora mismo no era como una de esas tardes, ahora era... algo más serio, algo que sabía perfectamente que en algún momento sucedería después de estar tantos meses siendo "amigo" de Oliver - Ni siquiera sé por qué te dije todo esto - susurró, con un tono de voz roto, mientras soltaba una corta y dolorosa risa. Seguí en mi lugar sin moverme - Yo... mejor me voy - ni un músculo - Dile a tus padres... que me ha surgido un imprevisto y que no podré venir a cenar - no podía mover ni un músculo. Me quedé paralizado en la misma posición y escuché cómo Oliver se levantaba de mi cama y recogía todas sus cosas antes de sentir una leve brisa cargada de su colonia impactar contra mi cuerpo cuando pasó por mi lado y salió de mi cuarto - Nunca debiste haber parado con el auto aquel día - lo dijo tan suave y bajo que lo logré escuchar de milagro, y gracias a ese puro silencio que inundaba absolutamente toda la casa.

No sabía qué pensar, mi mente estaba colapsada en ese instante, tan solo escuchaba una a una las pisadas de Oliver mientras yo cerraba más fuertemente los ojos. Este sentimiento tenía que irse, sabía perfectamente lo que era, maldita sea, y tenía que irse, tenía que irse...

Lo único que me hizo abrirlos nuevamente fue el leve portazo que escuché de la puerta principal.

Cuando vi que mi mejor amigo iba a impactar su puño contra Oliver... Cuando vi a Oliver en esa situación... Probablemente hubiera matado a Connor si no hubiera sido mi mejor amigo, hubiera saltado contra él, le hubiera tirado al suelo y después... Hubiera inundado mis nudillos de sangre. Pero tuve que recordarme dos veces que con quien peleaba era mi mejor amigo, y que si defendía a Oliver todo el mundo empezaría a sospechar de mí. Y justo en ese momento lo comprendí, dios, comprendí lo que sentía.

Enamorado del imbécil |BL| ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora