VIII

599 47 31
                                    

- Así que de pequeño eras todo un delincuente - me dijo Oliver con la boca llena mientras volvía a pinchar con el tenedor el plato y volvía a llevarse la pasta que ya estaba hecha por mi madre a la boca - Bueno, lo sigues siendo.

- Oye, come más despacio que te vas a morir - le dije, mierda, ¿Cómo demonios podía comer tanto y estar tan delgado? Y yo que creía que iba a ser como esos que probaban una cosa del plato y ya no querían más.

- La comida de tu madre está buenísima, enserio - alcé una ceja y miré el plato, no lo entendía, era pasta normal, con un poco de tomate y queso, eso cualquier persona lo podría hacer, hasta yo.

- Es pasta - dije buscando su mirada - No hay nada de especial - sonreí cuando me miró y vi sus labios cubiertos de tomate, dios, a veces podía parecer un niño pequeño. Se dio cuenta y tomó la servilleta para limpiarse después de comerse lo último que quedaba en el plato y apartarlo de su cuerpo. Yo miré el mío y me di cuenta de que ni siquiera había empezado. Iba a abrir la boca para hablar cuando de repente un teléfono se escuchó, y a juzgar por el sonido, no era el mío. Oliver se metió la mano en el bolsillo y sacó el suyo, el cual vibraba y sonaba, apretó un botón y se lo llevó al oído.

- ¿Ahora que? - llevó su cuerpo sobre la mesa apoyando sus codos mientras me miraba - Eh, eh, con calma, ¿Qué pasa y porque se escucha tanto eco?... ¿¡Estás en el baño!? ¡¿Y por qué rayos me llamas cuando estás..!? Ah, bien... Yo estoy en casa de Nick, ¿Por qué?... No juegues, Dan! - ah, así que era su amigo.

- ¿Qué pasa? - pregunté totalmente atento a la conversación, Oliver me miró y tapó el auricular.

- Caroline está en su casa - me susurró.

- ¿Caroline? ¿Caroline Davies? - pregunté también susurrando. Era una chica de rizos rubios y ojos castaños que iba a nuestro curso y unos cuantos iban detrás de ella y sus irresponsables curvas.

- Sí, dice que ha ido a su casa y se ha saltado la última hora para preguntarle por la pelea - murmuró antes de quitar la mano del auricular y seguir hablando con Dan - A ver, a ti te gusta desde... ¿Cuando? ¿Toda la vida? y ahora viene a tu casa saltándose la última hora para verte, ¡Está claro que también le interesas a ella, Dan! - le miraba interesante mientras seguía hablando y riéndose de su amigo, ¿Por qué se veía tan natural? Supongo que ya conocía a su único amigo desde hace años, pero cuando le miré a los ojos pude observar que no se le ponían tan brillantes como cuando hablaba conmigo, y cuando le besaba, parecían estrellas.

Suspiré y me levanté de la mesa para llevar el plato a la cocina, el que ni siquiera había probado. Podía escuchar la suave voz de Oliver al chillar desde el comedor y me apoyé contra la pared de la cocina, pensando seriamente en qué diablos estaba haciendo con Oliver y con mi puta vida, en qué demonios había hecho al besarlo, y en por qué me había gustado tanto.

Mierda, Oliver era un chico y simplemente, por ese hecho, mi vida caería en picado como mis padres o alguno de mis amigos se enterarán, sería un apartado de la sociedad, un imbécil, sería como Oliver, y eso simplemente no lo podía permitir por unos putos ojos bonitos, por él. Oh, ¿Y el sexo? Yo era un amante del sexo, ¿Qué diablos iba a hacer ahora que ese "alguien" era un hombre? Yo nunca me había revolcado con un hombre ¿Me iba a acostar con Oliver? ¡No! Sería demasiado asqueroso y... Repulsivo, simplemente repugnante hacerlo con un chico y tocar un pene que no es el mío.

Maldición, esto era un dilema de los grandes, ¿Cómo iba a sobrellevar esta situación? Sabía que hacer como que no había sucedido nada no serviría absolutamente de nada, Oliver me gustaba por mucho que me molestara y supongo que me tocaría aguantarme si era un chico. Lo llevaríamos en secreto, como estos meses en el instituto en el que ni siquiera nos mirábamos a la cara, o yo no le miraba a él. Además mis padres ni de broma se enterarían, a ellos les importaba una mierda.

Enamorado del imbécil |BL| ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora