II

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- ¿Por qué has venido? - me preguntó Oliver cuando su madre, demasiado contenta porque yo estuviera ahí, casi nos obligó a subir a su habitación para que me la enseñara. Subimos las escaleras y Oliver abrió una de las puertas, la de su habitación. Por un momento pensé que su habitación sería como su estilo, negra y rara, ¿Dormiría en un ataúd? Había escuchado a gente que hacía eso y, viniendo de Oliver, la verdad es que no me extrañaría. Quizá su casa era normal simplemente por sus padres, y en su habitación estaba lo rarito de él. Pero cuando abrió la puerta, en vez de encontrarme con unas paredes negras, vi unas paredes de un azul cielo, y en lugar de un ataúd, una cama normal con sábanas blancas. Fruncí el ceño cuando me adentré allí y encontré todo tan... sumamente normal a como pensaba que iba a ser.

Su cuarto era sin duda grande, en el centro se encontraba su inmensa cama muy bien hecha y hacía la derecha se ubicaba un escritorio demasiado bien organizado. Había varias estanterías repletas de libros y el resto eran armarios incrustados en la pared demasiado grandes, con puerta corrediza de espejo. ¿Cuánta ropa tendría para esos armarios enormes? ¿Cuál era la necesidad de tener un espejo tan grande como su armario?

Vi que a la izquierda, justo al lado de la cama, había una puerta semi abierta, donde pude ver que había un baño.

- ¿Te ha mandado Connor? - me preguntó de nuevo sacando el tema, le miré ahora a él mientras cerraba la puerta - Entendí perfectamente que quería la tarea todos los días, no hace falta que vengas.

- ¿Qué? No, no, vine para darte esto - dije estirando el brazo y enseñándole la libreta, viendo que se reía en mi cara - ¿Qué? - pregunté.

- No soy tonto, Nick. Esa libreta me la dio Connor, no uses eso como excusa porque ni siquiera es mía - me dijo sonriendo mientras se ponía un mechón tras la oreja y se subía las gafas, para luego llevar sus brazos a sus espaldas. Yo me quedé en silencio unos cortos segundos, me había pillado por los huevos.

- ¿Y por qué hay cosas tuyas escritas? - pregunté sacando esa hoja con el poema o canción escrito allí. Oliver abrió los ojos y cogió la hoja enseguida, colocándola contra su pecho, já, como si no la hubiese leído ya - ¿Por qué escribes eso?

- ¿Entiendes inglés? - me preguntó sin contestar mi pregunta.

- Perfectamente - respondí. Suspiró y se giró, andando hacia su escritorio, dejando allí la hoja.

- Me gusta escribir, y para mejorar mi inglés - contestó girándose para mirarme.

- Sacas sobresaliente en todo - recriminé.

- No todo se basa en eso - murmuró un poco decaído de repente. ¿Por qué decía eso? O, mejor dicho, ¿Por qué estaba manteniendo, en su puta casa, una conversación con el raro imbécil sin sentirme tan imbécil como él? Aquí parecía una persona normal, extraño, pero normal -. Lo siento, pero tengo muchas cosas que hacer. Dile a Connor que haré la tarea, que no hace falta que te mande a ti para confirmarlo.

- Eh, yo no soy como él - contesté mientras se sentaba en la silla que estaba frente al escritorio, giró junto con ella y me miró alzando las cejas.

- ¿Ah, no? ¿Y qué me lo confirma? Todos ustedes son iguales, Nick. Siempre para ser popular tienes que alimentarte de los que están por debajo, y lo siento mucho, pero no voy a rebajarme más para que tú seas más popular. Estoy bien como estoy - me sonrió con un poco de amargura y se giró, dándome por completo la espalda.

- No me gusta alimentarme de los que están por debajo - dije.

- Cierra la puerta después de salir, por favor - ¿Enserio?

- Si vine aquí es para disculparme, imbécil. Me pareciste muy idiota cuando Connor casi te amenazó y tú solo le sonreíste como si nada.

- ¿Acaso tú hiciste algo para ayudarme? No, no vaya a ser que te rebajes tanto como el más imbécil del instituto - volvió a darme la cara mientras jugaba con un lápiz - Te vuelvo a repetir, ¿Por qué has venido si supuestamente Connor no te ha mandado?

Enamorado del imbécil |BL| ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora