3- OJOS AZULES

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Nueve meses desde que mis padres se fueron.

Y tres semanas desde qué Liam se fue.

El día que llegue a casa de Liam sus padres no estaban, esperamos dos días pero seguían sin aparecer. A la semana siguiente, la calle donde vivía mi mejor amigo estaba repleta de zombies y nosotros nos quedábamos sin comida. Así que tuvimos que salir de su casa ya que no podíamos permanecer mucho más tiempo ahí. Salimos con agua, comida, mochilas y armas. nueve meses después seguía llevando el cuchillo y la pistola que me dio Daryl.

Sonreí preguntándome que seria de él.

Hace tres semanas que Liam y yo fuimos a la biblioteca mas grande de nuestra ciudad. Tenia que descubrir él porque de esas habilidades tan raras que desarrolle cuando ocurrió el accidente de mis padres. Y supuse, que habría algún libro en la biblioteca que me ayudaría.

Ahora escuchaba todo el triple de fuerte que antes, absolutamente todo. Te sabia decir perfectamente por donde se acercaba un caminante o una persona. Escuchaba los latidos del corazón de Liam, y sobretodo disparos que provenían desde muy lejos.

Con el olfato era casi lo mismo, podía oler a los muertos hasta cuando se encontraban a tres kilómetros de nosotros, cuando los tenia cerca el olor era insoportable.

Llegamos a la biblioteca y Liam saco su cuchillo mientras que yo lo imitaba pero con mi pistola mientras le ponía algunas balas.

-¿Escuchas algo Liv?- Pregunto Liam mientras se agachaba detrás de unos contenedores de basura.

Me agache y pegue mi oido a la pared. Cerré los ojos para concentrarme en intentar escuchar a algún zombie dentro de la biblioteca.

-Nada- me puse de pie.- Esta libre, podemos entrar -Liam asintió y me siguió.

Abrí la puerta y como suponía no había nadie.

-Vale Liam tu busca por abajo y yo buscare por arriba- camine hacia las escaleras dandole la espalda.

-¡Oido sargento!- Dijo Liam poniéndose una mano en la frente como un militar.

-Que tonto eres.- Subí las escaleras mientras me reía y comenzaba a buscar.

Llevábamos poco mas de una hora buscando, cuando encontré un libro con una portada azul y una constelación blanca que me llamo la atención, lo abrí y supe que era el libro que estábamos buscando. Ahí dentro estaban todas las habilidades que se podían tener, él porque de esas habilidades y cómo utilizarlas.

¡¡LIAM!!- Grite mientras bajaba las escaleras a toda velocidad.

El piso de abajo se encontraba en completo silencio, mire a mi alrededor buscando a Liam pero el no estaba. Entonces escuche un leve quejido en lo que seria el almacén de la biblioteca. Saque mi pistola del cinturón y me acerque sigilosamente hasta quedar de frente con la puerta, la abrí de una patada y el mundo se me cayo encima.

El almacén estaba lleno de sangre, y al lado de la puerta Liam se encontraba presionando una zona de sus costillas con su mano izquierda. Me agache mientras intentaba procesar la situación a toda velocidad.

-Se acabo Liv.- Hizo una mueca de dolor.- Me han mordido...

La realidad me cayo encima como si fuera un cubo de agua helada.

-No, no, ¡No!- dije quitando la vista de la mordedura. -¡Joder no! Esto es mi culpa.- balbucee mientras mis ojos comenzaban a llenarse de lagrimas.

-Liv escúchame.- Liam cogío mi rostro entre sus manos para obligarme a mirarle. -Nada de esto es tu culpa ¿Vale?

-¡No, sí que la es!- Grite mientras las lagrimas comenzaban a salir de mis ojos.- Si lo hubiera escuchado, si hubiera escuchado al zombie...- Podía escuchar como los latidos de su corazón se volvían cada vez mas débiles.

-Liv- Liam me devolvió a la realidad.- ¿Tienes el libro?

-Si, Liam. Tengo el libro. -Lo saque de mi mochila y se lo enseñe mientras las lagrimas comenzaban a recorrer mis mejillas.

Liam sonrío.

- Liv, No quiero convertirme en una cosa de esas. - 

Me gire mirándolo con lagrimas en los ojos. Liam me miro y esbozo una sonrisa triste.

- Quiero que me mate alguien que me quiera, porfavor.

-Liam...- El pitido de mis oídos cada vez era más fuerte y me comenzaba a costar respirar.

-Liv, hazlo por mi.- Me abrazo y se quito la pulsera que llevaba. -Quédatela porfavor. -Me tendio la pulsera y la cogí.- Te quiero mucho Liv.

-Y yo a ti Liam.- Las lagrimas no dejaban de salir de mis ojos, cogí la pistola de mi cinturón y se la puse en la frente a Liam mirando hacia otra parte.- Lo siento Liam, lo siento mucho.- susurre mientras las lagrimas caían por mis mejillas .

Bom

Me levante sollozando, cogí todas mis cosas sin mirar el cadaver de Liam y salí por la puerta susurrando un "Lo siento."

Tres semanas, tres semanas desde eso.

Ahora viajaba sola, las noches las pasaba encima de los arboles ya que no quería despejar una casa solo para usarla una noche. Siempre acababa llorando hasta quedarme dormida. No dejaba de sentirme culpable por la muerte de Liam.

Los sonidos de los pájaros y los rayos del sol me despertaron. Puse una mueca levantándome perezosamente hasta quedarme sentada encima de una rama. Cogí mi mochila y la abrí en busca de una botella de agua.

-¡Joder!- Exclame tirando la botella al suelo.- No me acordaba que me había quedado sin agua.- Dije bajando del árbol de un salto.- Vale, necesito comida y agua.

Camine aproximadamente una media hora hasta llegar a una especie de comunidad abandonada. Me dirigí a una casa de color blanco preciosa, con dos pisos pero con todas las ventanas rotas. Cuando estuve en el porche me saque la pistola del cinturón y me agache para escuchar si había algún movimiento dentro de la casa. Cuando no escuche nada abrí la puerta y mis ojos se desviaron hasta la cocina. Estaba limpia, seguro que había algo de comida.

Empece a abrir los cajones y en efecto, estaban llenos de comida y agua.

-¡SIIII!- Sonreí mientras empezaba a guardar cosas en mi bolso.

Sin embargo mi alegría duro poco, ya que escuche un motor de un coche acercándose a la comunidad. Me puse de espaldas a la pared y subí la cabeza para poder mirar por la ventana.

Un niño que aparentaba mi edad salía de la puerta del copiloto, vestía un gorro de vaquero y llevaba un fusil a su espalda. Mientras un hombre que supongo que seria su padre salía del asiento del conductor.

-Tú a esa casa.- Señalo el padre.- Yo me iré a la que esta enfrente.- El niño asintió y se encamino a la puerta de la casa donde yo me encontraba.

-Mierda, mierda, mierda.- Susurre para mí misma mientras pensaba a toda velocidad.

Solté un sonido de frustración cuando supe que me quedaba sin ideas y sin tiempo. Oí que el chico estaba a punto de abrir la puerta y no me quedo otra que elevar mi pistola apuntando a la entrada esperando a que aparezca el crio. Cuando se abrió vi unos ojos azules y supe en ese momento que iban a ser mi perdición.

A TU LADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora