16- DECLARACIÓN

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Dos horas después Carl y yo nos encontrábamos con un gran botín en nuestras mochilas.

Habíamos recorrido todas las casas y saqueando encontramos hasta barritas de chocolate . Por dios, hace que no me comía una de estas al rededor de un año.

Me encontraba devorando felizmente mi barrita de chocolate mientras que Carl las contaba y las guardaba en su mochila.

-¿Cuántas hay?-Pregunte yo.

-Unicamente cuatro, pero como te has comido una quedan tres.- Entrecierra los ojos.

-Ups.- Digo metiéndome el ultimo trozo de barrita en la boca.

-¿Te parece bien que descansemos en esa casa un rato?

-Claro, pero esta vez no me apuntes con una pistola.- Sonrío mientras ando hacia la casa.

-Me apuntaste tu primero Olivia- Se defiende y usa mi nombre como un insulto.

-Puede, parecias peligroso.

-¿Por mi gorro de vaquero?

-No, porque tu padre estaba al lado.

Sonrío y Carl pone los ojos en blanco.

Entramos a la casa y esta tal como la recordaba:

La cocina intacta, con sus muebles blancos y de mármol super modernos. El salón con sus sofás amarillo mostaza y la chimenea de ladrillos.

-¿Subimos arriba?- Pregunta Carl.

-Si, mejor. Por si acaso viene algún caminante tenemos tiempo para prepararnos.

Carl me agarra de la mano y tira de mí por las escaleras. Cuando llegamos a la parte superior hay tres puertas, sé que dos son habitaciones y que otra es un baño. Carl no sabe a dónde ir así que es mi turno para arrastrarle hasta la habitación de lo que era antes un niño.

Abro la puerta y lo primero que veo es una cama minúscula donde solo cabe una persona, a no ser que estén prácticamente pegados no puede entrar una segunda persona. Hay una alfombra de color gris en medio de la habitación y al lado de la puerta un puf del mismo color que los sofás de la planta baja.

-Quédate tú en la cama si quieres, yo aquí estoy cómodo- Dice Carl mientras cae en el puf.

-No me importa que estes conmigo en la cama Carl.- Le miro a los ojos.

-¿Segura?- Pregunta dubitativo.

Asiento y le ayudo a levantarse del puf .

Lo arrastro hasta la cama y Carl se tumba dando la espalda a la pared. Me descuelgo la mochila de la espalda y la dejo en un ladito para acto seguido deslizarme por la cama hasta quedar pegada a Carl.

Tengo su pecho pegado a mi espalda y puedo sentir su respiración entrecortada encima de mi cabeza.

-¿Estas incomoda?- Pregunta.

-No, ¿y tú?- Pregunto girando la cara para mirarlo.

Niega con la cabeza y me da un beso en la frente.

-Descansa un rato, yo me quedare despierto.

Asiento y me vuelvo para quedar mirando a la puerta. Carl comienza a acariciarme el pelo distraídamente mientras yo me voy quedando dormida lentamente.

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-Buenos dias bella durmiente.

Gruño y me giro para dar con los ojos azules de Carl.

-¿Cuánto he dormido?- Pregunto con la voz ronca.

No escucho la respuesta de Carl, no puedo apartar la vista de su cara, sus pecas, esos ojos azul celeste que tanto me gustan y parecen imanes que me atraen y no se quieren despegar. Lo único que si escucho es a mi cerebro diciéndome que como no me levante ahora mismo de esa cama voy a perder el control y me voy a quedar horas besando a Carl sin cansarme.

Es una idea tentadora.

Pero no puedo.

Me levanto rápidamente de la cama intentando recomponerme de todos mis pensamientos.

-Deberíamos irnos ya, seguro que Daryl y Rick están preocupados.- Digo acercándome a la puerta pero una mano me detiene y me hace girar sobre mí para mirar a Carl.

Bajo la cabeza. Estoy segura que ahora mismo puedo parecer un Ferrari de lo roja que estoy.

-Olivia-susurra Carl con un tono ronco que va a hacer que pierda los papeles.- Olivia, mírame.

Levanto la cabeza y conecto con sus ojos.

Carl se levanta de la cama y nos lleva hasta el centro de la habitación.

-Olivia, quiero hablar de lo del beso.- Abro la boca para responder pero Carl sigue hablando.- No, déjame hablar.

-Me ha gustado el beso, ¿qué digo? Me ha encantado el beso. Llevo semanas queriendo besarte Olivia, me gustas. Me gustas mucho. No puedo controlarme cuando estoy cerca de ti, me duele no poder besarte cada minuto que paso al lado tuyo. Antes no pude aguantar mas y te bese.

El corazón me va a toda velocidad, no puedo pensar. Estoy en una burbuja pero no sola, si no con Carl. Subo la vista para mirarle a los ojos, todo se para a nuestro al rededor.

Una burbuja.

Solo él y yo.

Yo y él.

Subo mis manos hasta sus mejillas. Él me agarra de la cintura. Estoy dispuesta a besarle, Carl cierra los ojos. Yo hago lo mismo. Me acerco hasta que nuestras respiraciones están prácticamente entrelazadas hasta que me tenso por completo.

Carl abre los ojos claramente nervioso.

-¿Esta todo bien?- Pregunta con los ojos llenos de deseo.

Le pongo una mano en la boca.

No puede estar pasando, han entrado en la casa y estoy segura de que eso no son caminantes.

Son personas.

No podemos ir por el piso de abajo, he escuchado tres voces pero estoy segura de que hay más personas.

Tiro de la mano de Carl, cojo mi mochila y me la paso rápidamente por la espalda. Le doy su mochila a Carl y hace lo mismo que yo a toda prisa pero puedo ver perfectamente en sus ojos todas las preguntas que quiere hacer.

Me acerco a la única ventana que hay en el cuarto y la abro sin pensármelo dos veces.

-¿Estas loca Livvie? Si saltas por ahí vas a romperte algo.- Dice Carl asustado.

-¿Confias en mí?- Pregunto mirandole.

-Claro que confio en ti.

-Subete a caballito.

-¿Que?

-Carl, hazlo. Ya.

Escucho pasos subiendo las escaleras.

-Si saltas tu sola ya te rompes algo, pero si saltas conmigo encima voy a matarte.

Los pasos se acercan a nuestra puerta.

No me lo pienso mas.

Cojo a Carl por las piernas y me lo cuelgo del hombro, acto seguido se abre la puerta y yo me tiro por la ventana con Carl sobre mis hombros.

A TU LADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora