21-LIAM.

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No puedo dejar de llorar.

Estoy subida a un árbol, los caminantes pasan por debajo mía sin rumbo. Mis manos están sobre mi boca intentando aguardar los sollozos que amenazan con escapar de mi boca. Pero soy incapaz de controlarlos. Se han ido, se han ido sin mí. ¿Se fueron sin mí por lo de mis habilidades? No, no es posible. Carl no lo habría permitido, me dijo que cuando nos volviéramos a ver le devolvería el sombrero de vaquero. Lagrimas recorren mi rostro al pensar en el sombrero que llevo puesto ahora mismo, huele a él.

Lloro por la frustración, ansiedad y terror de saber qué vuelvo a estar sola. ¿Debería de buscarlos?¿Querrán seguir conmigo? ¿Debería dejarles marchar?

No, no puedo dejarlos marchar. El recuerdo de Carl me perseguiría de por vida. Tengo que encontrarlos. Con esos pensamientos atormentando mi mente, me quede dormida pensando en esos ojos azules que tan hipnotizada me tenían.


A la mañana siguiente la horda de caminantes ya había pasado. Bostece y me pase las manos por mis ojos hinchados de tanto llorar. Baje del árbol de un salto y recogí mi mochila de la rama donde la había dejado colgando la noche anterior. Los ojos me escocieron al recoger el sombrero y ponérmelo en la cabeza. Tenia que encontrarlos y no iba a darme por vencida.

Me pongo rumbo al oeste.

Tengo que encontrar a alguien, a quien sea, Glenn, Maggie, Michone, Daryl o Carl. Tengo que encontrara a Carl.

Mi estomago ruge y no puedo evitar apretar fuertemente los labios, rebusco en mi pequeña mochila pero únicamente tengo algunas balas y la pulsera que me entrego Liam. Maldigo en voz baja y acelero el paso para encontrarme con un grupo de cinco caminantes intentando atacar a un chico un poco más mayor que yo. Los caminantes están distraídos con el así que podría pasar por desapercibido, sé que es de mala persona, pero para sobrevivir  a veces hay que tomar decisiones desagradables.

El chico esta subido encima del capo de un coche azul y intenta apartar a los caminantes con patadas, suspiro y sigo caminando hasta que una voz me interrumpe.

-¡PORFAVOR! ¡LA DEL SOMBRERO, AYUDAME PORFAVOR!

Mierda, me giro a su dirección y veo que me esta haciendo señas y señalándome con la mano. Maldigo en voz baja y me apresuro a sacar mi bowie. 

-¡Eh tú! Detrás.- Le grito al caminante.

Este se gira y suelta un rugido. Le pego una patada por el tobillo que hace que este se destabilize  y caiga al suelo rendido para que así me sea más fácil acabar con él. Los demás zombies se giran hacia mí muertos de hambre. No puedo acabar con ellos tan fácilmente así que me dispongo a esquivar todos sus intentos de alcanzarme para aprovechar la oportunidad y poder clavarle el cuchillo a otro. Ya van dos, quedan tres. Antes de que pueda hacer otro movimiento un caminante cae sobre mí e intenta morderme. 

-¡Mierda!- rechistó intentando clavarle mi cuchillo.

Una fina flecha atraviesa su cabeza y el caminante se desploma encima mio. Una mano se posa en mi vista y veo que el chico lleva un arco y a acabado con los demás caminantes que quedaban. Sonrío antes de aceptar su mano y limpiarme los pantalones que se han llenado de tierra. No quiero parecer muy débil así que me limito a  guardar mi cuchillo para empezar a andar pero este se posa a mi lado como si nada y me sigue el ritmo.

-¿Qué haces?- Arrugo él entrecejo.

-¿No se supone que cómo me has salvado ahora somos amigos y vamos a todos lados juntos como en las pelis?

-Eh, claramente no.- Me freno en seco.- Yo por mi lado y tú por el tuyo.

-No me hagas esto porfavor- suplica él castaño poniéndome ojos.

-Mira lo siento pero no voy a ir contigo a ninguna parte.

-Te ayudare, se defenderme.

Lo pense. Es verdad que podría serme útil y de ayuda, me siento mucho más blanda que hace unos días y no me vendría nada mal de ayuda. 

-Como la cagues una vez, te juro que te vas por donde has venido.- Advierto.

-Vale, vale.

-¿Como te llamas?- Pregunta el desconocido.

-Olivia.

-Guay Olivia, aunque no me lo hallas preguntado y que posiblemente necesitaras algo para referirte a mí, yo soy Liam.

Freno en seco y vuelvo a mirar al castaño a la cara. Pelo oscuro, ojos color avellana. No, definitivamente no es él. Los pensamientos de esa misma noche me atormentan. El libro, el disparo, sollozos incontrolables, ojos negros.

-Olivia, ¿Estas bien?

Reacciono y únicamente asiento con la cabeza.

-No lo parece.- Encarna una ceja señalándome a las mejillas.

No me había percatado de que una lagrima descendía por la zona que este acababa de indicar. Me subo la manga de la camiseta de cuadros y me la aparto en un abrir y cerrar de ojos. Mierda, Liam. Inconscientemente mi vista recae sobre la pulsera que cuelga en la cremallera de la mochila y soy incapaz de volver a controlar las gotas de agua que están deseando dejarse ver.

Los recuerdos de Liam y pensar que no estoy con Carl solo hacen que quiera romper a llorar.

-Necesitamos buscar provisiones. Estoy muerta de hambre.-Resoplo mientras vuelvo a emprender la caminata.

-Oido sargento.

Sonrío inconscientemente, parece que el destino quería arreglarme un poco el día.

Resulto que Liam era mas divertido de lo que parecía, y tambien muy fuerte. Entramos en un supermercado prácticamente destrozado y conseguimos recolectar algún que otro alimento. Dentro habían cuatro caminantes y Liam se los cargo con las flechas en un abrir y cerrar de ojos, debo admitir que cuando mataba zombies daba un poco de miedo. El supermercado tenia una azotea donde decidimos que lo mejor era pasar la noche ahí.

Subimos algunas mantas que encontramos en la trastienda y hicimos una especie de cama provisional. Me quite el sombrero y lo deje a mi derecha, sonreí al pensar en Carl. 

Sabia que mi vaquero favorito aun andaba con vida. 

-¿Puedo preguntar porque llevas ese sombrero?- Se deja caer Liam a mi lado.

-Oh, es de mi nov... Osea de mi par... de mi... amigo. Sí, de mi amigo.

-Vaya, vaya líos amorosos te traes en medio del apocalipsis.- Dice entrelazando sus manos por su nuca para así poder tumbarse.

-¿Esta vivo?- Pregunta Liam al cabo de un rato en silencio.

-No lo sé, pero algo me dice que si- suspiro.- Los estoy buscando, a mis amigos.

Doy la conversación por terminada y me acurruco en la cama provisional que unas horas antes hemos hecho Liam y yo. Cierro los ojos y me concentro en escuchar si hay algún caminante abajo pero no se escucha ni una mosca.

-Yo te ayudare a encontrarlos.- Dice Liam.

Sonrió y asiento para luego quedarme dormida escuchando el ruido del viento golpear las hojas de los arboles.

A TU LADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora