12 - El único celoso
Nathaniel Heath
La había besado, lo había hecho. Había besado a Megan y ella lo había aceptado. Y lo había disfrutado, sentí lo que hace años no experimentaba y tal vez, nunca experimente.
En lo único que pensaba desde que todo sucedió era en mí mejor amigo. Gabriele era una persona tranquila, comprensiva, lo único que dependía demasiado de los demás. No es algo malo, en ocasiones todos necesitamos de otras personas para salir adelante pero también ahí cosas negativas.
Su hermana era la única que había estado para él siempre. No solo cuando me fuí, en muchas otras cosas, y no sabía mucho pero él también estuvo para ella siempre.
Cuándo éramos pequeños el era el típico chico extrovertido, guapo y gracioso. Siempre estaba con chicas y por lo tanto yo también, no era una persona muy social de adolescente pero gracias a mí mejor amigo tengo contactos y personas que me conocen.
Él día en el qué Megan me había confesado sus sentimientos no lo tome muy enserio, me parecía algo de niños y en ese momento yo no lo era, pensé en cada obstáculo que habría si esa locura pasará. Era mayor de edad y se que eso complica mucho las cosas.
—¿Nathaniel me estás escuchando?—La voz de mí madre me devolvió a la realidad.
—Lo lamento ¿Que sucede?—Intente centrarme.
—¿Estás bien hijo? Te veo algo ido.
—Estoy bien, no te preocupes—Esboce una pequeña sonrisa.
—Megan vendrá en la noche para cuidar a tu hermana.
Todas mis alarmas se activaron, involuntariamente abrí mis ojos como platos.
—¿Que?—Pregunte exaltado.
—Megan estará aquí en la noche ¿Que pasa Nate?
—Pero porque molestarla mamá, yo estaré aquí.
—No lo tomes a mal Nathaniel, pero nunca te he dejado solo con tu hermana y prefiero que alguien te ayudé.
—Mamá...
—¿Cuál es el problema Nathaniel? Después puedes pasar tiempo de calidad con Megan y listo, deja de quejarte.
—Pero...
—Pero nada, no hay discusiónes y prepara el cuarto de invitados para que Megan pueda dormir—Me pidió mí madre dejando un beso en mí frente antes de irse.
Genial. Si antes estaba preocupado ahora lo estaba el doble.
No había visto a Megan hacía casi una semana y de repente tendría que convivir toda una noche con ella, siempre pasaban cosas raras cuando nos quedamos solos, era un desastre cuando se trataba de ella y no entiendo por qué.
Con las chicas nunca había tenido problemas en ese sentido hasta que apareció Megan. Con las otras chicas era fácil, hablamos, besos, habitación y ya, pero NO, con Megan era todo más complicado. No eran solo esas tres cosas, era mucho más.
Peleas, discusiones, amigos, peleas, discusiónes, resacas de por medio, hermano de por medio, fiestas, vasos de agua, un beso y hasta eso habíamos llegado ¿Por qué tenía que ser tan difícil?
Cuándo se hizo la hora de buscar a Bianca salí con mí coche hacia su escuela.
—¿Y Megan? Creí que ella me buscatia—Me dijo la pequeña con su dulce voz.
—Megan irá a casa luego, la verás allí enana—Le aseguré con una sonrisa.
—Mamá me dijo que ella me buscatia.
ESTÁS LEYENDO
Un paraíso de estrellas
RomanceMegan solo quiere tener una vida normal, nunca se ha enamorado, excepto una vez hace demasiado tiempo atrás, antes de que su vida se convirtiera en un huracán de problemas constantes. Pero ese amor que ella creía que estaba tan lejos física como men...