3 - La casita de madera
Megan Simonetti
Cuándo llegué a casa al día siguiente mí madre me esperaba de brazos cruzados en la puerta de mí habítacion.
—¿Dónde has estado?—Me preguntó y por su tono pude deducir que no le había gustado mucho que no pasará la noche en casa.
—Me quedé a dormir con Vanesa—Admití.
—¿Y se puede saber cuál es la razón?¿Y por qué no me lo has dicho antes?
No podía decirle la verdad, nadie debía saber lo que sucedía con Nathaniel, o lo que sentía por él.
—Es que... Vanesa terminó con su novio, es una relación de muchos años mamá, ella me necesitaba—Menti descaradamente.
—Ou lo siento mucho por ella ¿Ahora está bien?
—Algo deprimida, pero en lo que cabe sí.
—¿Y por qué no has ido al instituto?—Me preguntó cambiando de tema.
—Es que hoy llega papá y quería recibirlo de buena manera, como se merece—Sonreí—Voy a hacer mí famosa tarta de chocolate que tanto le gusta.
—Me parece genial—Me aseguro ella.
Yo le sonreí y luego de eso me encerré en mí habítacion, me dejé caer en la cama, ayer no había dormido mucho, las películas y el helado eran algo que combinados se convertían en algo más adictivo que la droga, en realidad nos dormimos a las 7:00 y el instituto comenzaba a las 8:00. Pero, si le decía eso a mí madre lo más probable es que no saliera hasta los treinta años de casa.
Cuando desperté no sé qué hora era pero sabía que no había nadie en casa, Gabriele estaba en la universidad y mí madre trabajando, así qué tenía la casa para mí sóla.
Bajé las escaleras y me fui a la sala donde me tiré en el sofá como si fuera una cama, tomé mí móvil y puse mí playlist de Taylor, comence a cantar "Style" a todo pulmón.
—Me gusta tú estiló músical aúnque prefiero "Cornelia Street" sinseramente—Escuche una voz gruesa y rápidamente me levanté del sofá acomodandome el cabello.
Vi a Nathaniel recostado por la pared mirándome con una media sonrisa de lado.
—¿Que hacés aquí?¿No tendrías que estar en la universidad?¿O en tu casa?—Le pregunté.
—Calmate Megan, o me vas a hacer creer que no te gusta que esté aquí—Dijo irónico.
Rode lo ojos e intente pasar por su lado para irme pero el me tomo de la muñeca sin dejarme avanzar.
—Lo siento—Lo escuché decir cuando mis ojos conectaron con los suyos.
Lo decía de verdad, su voz no sonaba burlóna y tampoco indiferente como es costumbre, sonaba segura y algo bajita.
—¿Que?—Dije como una estúpida.
—Que lo siento Megan... Por lo de ayer, si me importas.
—Pues eso no pareció todos estos años.
—Mira, no tengo excusa para eso, pero puedo asegurarte que nunca me olvidé de ti, me era imposible no pensar en ti cada vez que veía el agua del mar que me recuerda a tus lindos ojos celestes.
Me quedé paralizada, abrí la boca para decir algo pero la cerré al darme cuenta de que no tenía nada, me había quedado en blanco y su mano en contacto con mí muñeca no dejaba que me concentré demasiado.
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Un paraíso de estrellas
RomanceMegan solo quiere tener una vida normal, nunca se ha enamorado, excepto una vez hace demasiado tiempo atrás, antes de que su vida se convirtiera en un huracán de problemas constantes. Pero ese amor que ella creía que estaba tan lejos física como men...