𝘁𝘄𝗼

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how strange that I
don't know you at all
comeback... be here

Donghyuck estaba seguro que amaba ser un idol, adoraba el cariño infinito que sentía por parte de sus fans y el apoyo que su familia y amigos le habían dado desde aquel momento que fue a las audiciones, con la chaqueta recién comprada que su madre...

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Donghyuck estaba seguro que amaba ser un idol, adoraba el cariño infinito que sentía por parte de sus fans y el apoyo que su familia y amigos le habían dado desde aquel momento que fue a las audiciones, con la chaqueta recién comprada que su madre le había regalado. Era todo un lindo recuerdo.

O en su mayoría por lo menos.

Cuando las personas son jóvenes, en especial en esos años de infancia y adolescencia, no suelen ver las consecuencias a largo plazo. Cuando Donghyuck decidió entrar en la compañía de SM Entertainment, no se había dado cuenta que a medida que ganaba conocimientos sobre su nueva carrera, también perdía un poco de su vida 'normal'. Porque aunque no le gustara admitirlo, su vida como idol le había quitado momentos que cualquier otro adolescente o adulto joven hubiera vivido.

Cualquier famoso tiene que arriesgar algo para lograr el éxito y cumplir sus sueños. Sean relaciones, salidas con amigos, privacidad.

Sin embargo, no es algo muy negativo. No para Donghyuck al menos. Pues con el tiempo logró formas lazos muy fuertes de amistad con sus compañeros de grupo, tanto en NCT Dream, como en NCT 127. Tenía amigos de su edad con quienes reír y hablar de un sinfín de cosas.

Había encontrado algo muy cercano a un hogar.
Sus mejores amigos.

Donghyuck había crecido al lado de los dreamies, como las fans gustaban llamar a la unidad más joven de NCT. Las edades eran muy parecidas, incluso habían tres más con quienes compartía edad. Hyuck los vio crecer, madurar, desde adolescentes apenas viviendo los cambios de la pubertad, hasta ser todos adultos.

Con 127, la cosa era diferente. Cuando debutaron, algunos de los miembros ya eran adultos y cuidaban de él; cuando estaba lastimado, o cuando estaba enfermo. Cuando quería jugar con alguien, ellos estaban para él. Ser el menor tiene beneficios, eso lo sabía, créanme que lo sabía muy bien.

— ¿Cuánto más tenemos que seguir bailando? —preguntó Chenle cansado, un puchero formándose en su boca mientras veía a su líder.

Los otros miembros no se veían muy animados. Llevaban bailando horas, su cuerpo no solo les pedía un descanso, sino comida y agua.

—Todavía falta media hora Chenle —Mark respondió. Los otros miembros, quienes miraban atentos a la respuesta del líder, no se sintieron muy felices al saber que todavía tenían práctica por delante. El mayor los miró a todos, el también estaba cansado—. Yo se que se quieren ir a casa, pero son solo unos minutos.

Los ojos de Mark viajaron al coreógrafo y con pasos lentos se acercó a él. El hombre estaba viendo los videos grabados de los chicos bailando, viendo que podía corregir o que podían cambiar para un resultado mejor. Mark le causó un buen susto pues al sentir una mano en su hombro, su cuerpo completo dio un salto.

𝗦𝗨𝗕𝗨𝗥𝗕𝗔𝗡 𝗟𝗘𝗚𝗘𝗡𝗗𝗦 | HAECHANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora