❤︎ | ❝you were so magnetic, it was almost obnoxious❞
Donghyuck estaba seguro que su carrera como artista y su vida en el mundo de entretenimiento le quitaron muchos años de adolescencia y vida normal, incluyendo la oportunidad de amar, o bueno hasta...
no quiero soñar mil veces las mismas cosas ni contemplarlas sabiamente trátame suavemente
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Le tomó un tiempo a Jiwon calmarse. Sus hombros, todavía temblando de la rabia y el dolor, pero ya no sollozaban junto a ella. Lloró por lo que se sintieron horas, y Donghyuck seguía ahí, con una mano acariciando levemente su espalda.
Él no dijo nada. No intento detener su llanto. Simplemente se quedó a su lado, diciéndole que él estaba ahí y que ahí se quedaría. Él no estaba muy seguro de que lo que estaba haciendo, pero sus intenciones hablaban mucho más fuerte. Y a pesar de sus fuertes lágrimas, después de mucho tiempo Jiwon por fin sintió que no estaba sola.
—Voy por tus cosas —susurró Donghyuck delicadamente, como si con su voz fuese capaz de romper algo y quería evitarlo a toda costa—. Yo te llevaré a tu casa, ¿de acuerdo?
Los ojos de Jiwon chocaron con los suyos, aquellos ojos negros que usualmente lo miraban con felicidad, ahora se encontraban bañados en lágrimas, brillando con tristeza que solo rompía el corazón del chico.
Donghyuck le dijo que no se demoraría, así que durante unos cortos minutos Jiwon se quedó sentada en el frío piso que le había brindado soporte. Su cerebro no era capaz de asimilar lo que acababa de ocurrir, pasó de estar feliz a derrumbarse en cuestión de segundos. Su estómago se revolvió en pensar que quizas, todo había sido culpa de ella.
Sin embargo, antes de que su cabeza la hiciera vomitar por culpa, la figura de Donghyuck le estiró ambas manos para que se pusiese de pie. Ella las tomó, teniendo poca confianza en sus piernas que temblaban. Intentó sonreír cuando Donghyuck le puso su chaqueta sobre los hombros, pero la mueca no la convencía ni a ella misma. Él simplemente acarició suavemente sus hombros, antes de bajar la mano a su espalda para guiarla fuera del establecimiento.
En el mismo silencio que los llevaba acompañando, salieron de aquel bar por la parte de atrás. Los callejones fríos y solitarios que usualmente le causaban desconfianza, ahora habían pasado a segundo plano. Donghyuck abrió la puerta del copiloto y esperó a Jiwon estuviese cómoda para cerrarla. No le tomó mucho tiempo sentarse detrás del timón y encender el auto.
La mirada de la chica se encontraba perdida en las carreteras vacías de la madrugada. Habían pocas personas caminando, pero ella las veía. Su corazón latía con fuerza, en su garganta. No quería hablar, no quería llorar, no quería hacer nada. Solo dormir, eso si parecía una buena idea, quizas convertirse en un oso para hibernar hasta que sus sentimientos desaparecieran.
Donghyuck no iba nuy diferente. El sentimiento de la tristeza en el aire era contagioso, como cualquier virus en un jardín de infantes. Por instantes miraba a su amiga, pensando cómo podría detener su dolor por unos segundos. Él sabía lo mucho que dolía, la había escuchado un Sin de veces esperando que ella cayera en cuenta que Sangwoo era una basura.