𝗳𝗶𝘃𝗲

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waited by my phone like a goddamn fool
love is embarrassing

Tres días habían pasado desde aquel encuentro con Donghyuck

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Tres días habían pasado desde aquel encuentro con Donghyuck. Si era honesta, Jiwon estuvo pensando durante muchas horas aquel momento.

Todavía se sentía irreal.

Sin embargo, sabía que no podía seguir pensando en eso cuando tenía que sacar adelante un día en la universidad. Su primera clase comenzaba a las 7am y su cerebro funcionaba. Cuando la alarma resonó en sus oídos supo que ya no podría seguir durmiendo y por más que deseara volverse una sola con su cama, no podía.

Maldita universidad.

Jiwon no recuerda mucho de esa mañana. Solo que tenía unas ojeras de mapache que el corrector apenas pudo esconder, también recuerda haber dejado caer su labial y maldecir cuando se quemó con el agua de su café. Había sido una gran mañana sin duda.

Sus padres habían salido temprano, dejándola a ella a cargo de su propio desayuno y el de su hermano. Jiwon no era talentosa en términos culinarios, apenas podía hacer un huevo sin quemarlo o un arroz sin dejarlo duro. Pero se defendía, y eso era lo importante. Claramente jamás ganaría un Masterchef, pero al menos no moría del hambre.

Mientras calentaba el desayuno, de su hermano, subió las escaleras hasta entrar al oscuro cuarto del menor. Las luces eran casi inexistentes y lo único que podía ver era la ropa tirada por todas partes y a su hermano cubierto por una cobija.

—Daeseong arriba —dijo acariciando levemente el hombro de su hermano. Lo único que tuvo como respuesta fue un gruñido.

Jiwon volvió a intentar y tuvo la misma respuesta. Suspirando, caminó hasta la ventana y movió las cortinas para que la luz del sol entrara como intrusa a interrumpir el sueño de su hermanito.

—Vamos, no puedes llegar tarde —volvió a hablar. Un puchero apareció en la boca de su hermano.

Nunca era una tarea fácil levantar a un niño para ir a la escuela. Jiwon todavía recuerda las ganas que no despertar nunca y simplemente ausentarse porque claramente ese día "no hacían nada". Incluso ahora, estudiando, a veces deseaba no asistir. Sin embargo, sabía que tenía que obligar a su hermano a levantarse.
Y después de muchas luchas, promesas y tratos, logró que Daeseong se levantara de su cama. Básicamente ella prometió llevarlo a comer helando antes de ir al colegio o después cuando lo fuera a recoger.

Sus mañanas nunca eran realmente movidas. Era una rutina que seguía siempre; levantarse, bañarse, alistarse, desayunar, tender su cama e irse. Nada del otro mundo a decir verdad. Cuando sus padres salían a trabajar temprano, ella simplemente tenía que levantarse más temprano para cocinar.

La carita de dormido de su hermano no cambió mucho, de mantuvo igual hasta que subió al auto y volvió a quedarse dormido. Quizás no compraría el helado a esa hora, quizás lo haría después. Porque había algo que Jiwon jamás podía romper y eso eran sus promesas, por más pequeñas e insignificantes que fueran, no era capaz de romper una de ellas.

𝗦𝗨𝗕𝗨𝗥𝗕𝗔𝗡 𝗟𝗘𝗚𝗘𝗡𝗗𝗦 | HAECHANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora