PRIMER LIBRO DE LA TRILOGÍA KAMARI
𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄𝐒 | ❝ Describe aquellas relaciones en las que se establece una conexión especial con la otra persona ❞
𝘼𝙞𝙨𝙝𝙖 𝙈𝙘𝘾𝙖𝙡𝙡 es la hermana melliza de Scott, hija de Melissa y Rafael McCall. Aish...
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La clase había dado inicio haciendo referencia sobre el cadáver que se encontró, pero Aisha tuvo que volver corriendo hacía la bicicleta de su hermano debido a que no le puso el candado de seguridad, ella se quejaba en voz baja murmurando de la poca posibilidad que se roben una bicicleta tan horrible como ella.
— Mamá, tres llamadas en mi primer día es un poco exagerado -dice una pelinegra que se encontraba en el pie de las escaleras para ingresar- Tengo todo menos una pluma -rebusca en su bolso- ¡Por Dios! Olvide mi pluma -se queja con una risa- De acuerdo. Yo también te amo, mamá
Aisha volvía por el mismo camino acomodando su ropa sin darse cuenta de la presencia frente a ella, la pelinegra dándose vuelta chocando con la morena.
— Lo siento tanto -se disculpa-
— No te preocupes, yo no vi por donde iba -le quita importancia Aisha- ¿Eres nueva?
— ¿Soy muy obvia?
— No, solo que no te había visto antes en el pueblo -sonríe amigable- Tengo que entrar a clases, te veo después
La castaña ingresando de nueva cuenta a las instalaciones se disculpó por la demora con el profesor lanzándole una mirada asesina a su hermano quien solo la veía inocente; le pidió a Stiles que le explicara lo que estaban viendo cuando en ese momento llego el subdirector con la pelinegra de la entrada.
— Chicos, ella es la nueva estudiante, Allison Argent -el moreno tenía su vista en ella como su hermana- Por favor háganla sentir como en casa
Allison avanzo en dirección a un asiento libre que se encontraba del moreno y a un lado de su hermana. Sin perder tiempo, Scott le entrega una pluma, Allison lo miro extrañada.
— Gracias -agradece con una sonrisa haciendo que sus hoyuelos se marquen. Desvía su mirada a la persona a su lado saludándola como Aisha a ella-
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Aisha terminó de reajustar su prótesis de la pierna para verse fijamente en el espejo de su habitación. Su cabello suelto y caía sobre sus hombros en ondas naturales con una trenza de un lado, su rostro con mejor aspecto como se le vio anteriormente relucía, pero no poseía más que un corrector para las ojeras y rímel para las pestañas, sus botas reluciendo sobre el pantalón negro mientras que arriba tenía una blusa de tirantes del mismo color ajustada con un nudo en su cadera acompañada de una chaqueta oscura.
No estaba lista. ¿Cómo estás listo para ver un ataúd siendo cubierto de tierra donde yace el cuerpo de una persona que amas? ¿Cómo finges estar bien y no derrumbarte mientras la escena de su muerte se repite una y otra vez en tu mente? Exacto, nunca lo estás. Y por más que llegues a presenciar la escena varias veces el resto de tu vida, nunca podrás actuar indiferente.
