Encandilado ante aquel viril fulgor que aquella mujer cortejaba en el, al hacerle sentir lo bienaventurados que eran sus ojos al tener la dicha y gracia de poder admirarla bajo la incandescencia de la luna, se obsesionaba constantemente en arremeter...
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Enserio se te notaba entusiasmada en este momento, tu aura se decoraba con brillo mientras seguías hablando con calidez detallando ciertos aspectos y evitando otros para preservar la comodidad.
Era un tanto sabido que a los demonios les gustaba hablar de su arte, aunque ya pueden ir descartando algunos cuantos, alababan y alardeaban sobres sus dotes, esto lógicamente dado solo estre demonios, pero eso no cuadraba con alguien y era con tigo, hablabas y hablabas no por alardear, solo porque veías el interés que formaba el contrario por la conversación. Y el también noto eso.
La pared ya se encontraba lejana a ti, inconsientemente mientras hablabas te acercaba cada vez más al susodicho, ahora ya, quedaste a unos pasos de el. Amabas cuando alguien te preguntaba sobre algo que manejabas a la perfección, aunque eso implicara hablar durante varias horas seguidas.
Y lo que avivaba tu entusiasmo es que el contrario debes en cuando se disponía a lanzar preguntas y con fin de satisfacerlo, le respondías. Su silencio era un silencio de escucha y su vista fija de igual forma.
Pero una pregunta te desconcertó.
-Cuando luchamos por el puesto en el que ahora coincidimos, ¿Que era esa última técnica que usaste?
En seco callaste, algo que ignorabas apropósito era ese factor, quedaría mal que contestara todas sus anteriores preguntas y ahora ignoraras esta.
-...E‐em, eso... Pues no recuerdo cuál era - Tiritaste un poco soltando una risa nerviosa.
Esto estaba surgiendo tan bien y te pedías a ti misma no meter la pata.
Solo resonó un gruñido. No era tonto como para no darse cuenta.
- Ahora confirmo que posiblemente moriste de un golpe en la cabeza - Espeto con normalidad, mientras tencionaba nuevamente su postura. - ¿Crees que te creo eso?- enalzo sus cejas con incredulidad
Te sentías pequeña ahora cerca de el, era mucho más imponente si quería conseguir algo y eso era una respuesta. Solo quedaste en silencio apenada apretabas tus labios, y no mentirías el sabia dar miedo. Mientras hablabas te perdías en tus palabras, aveces pasaba desapercibido el ambiente y de golpe volver a encontrarlo te causo un leve escalofrío. Se inclinó levemente hacia ti, posando sus codos en sus rodillas confeccionandole más convicción a su petición.
Por parte de Zohakuten en toda esa conversación lo único que buscaba era saciar su intriga y ella le dio la abertura para arremeter con su duda, que de a buenas o malas obtendría su respuesta. Si bien recolectaba los detalles que ella le daba prestando atención a cada uno de ellos, no le molestaba escucharte, con forme pasaba el tiempo de la conversación con cada acercamiento que dabas se mostraba cada vez más tenso, tu olor reflejaba ambrosia y exquisitez para sus fosas nasales, que ante el aguante dejo de respirar, al fin y al cabo no moriría.
