Encandilado ante aquel viril fulgor que aquella mujer cortejaba en el, al hacerle sentir lo bienaventurados que eran sus ojos al tener la dicha y gracia de poder admirarla bajo la incandescencia de la luna, se obsesionaba constantemente en arremeter...
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La luna haciendo presencia nuevamente como compañera te brindaba el relajo que ahora mismo necesitabas, la amplitud del jardín el cual por la tarde dijiste querer ver te daba la pequeña sensación de una kenopcia creciente, no molesta si no latente, que te ayudaba a buscar más distracciones y respuestas. Tus piernas estaban cruzadas una sobre la otra sintiendo el pasto debajo de las mismas, era enjunto y frágil debido a las bajas temperaturas del momento, el frío recorría por tu piel fusionándose con tu misma temperatura, haciéndola imperceptible ante ti.
Si algo tenían los demonios, era un cuerpo frío pero el calor siempre recidia en el corazón.
Ya podías escuchar los disturbios que se formaban en frente de la propiedad en la cual recidían. Entendias que disfrutaban hasta lo último antes de ser anulados, pero ya llegaba el momento...
Sabias que Zohakuten aparecería, con tu mirada al vacío solo prestaba atención a los sonidos que ellos provocaban jugando y disfrutando, con miedo a que el mismo disturbio finalizara.
Pero como todo termina, el alboroto no camino al lado de eternidad, el silencio impuso presencia y decidió mostrar su verdadera faceta.
Silencio, silencio... la afasia del momento estaba destinada a desesperarte. Minutos pasaron en la misma, el silencio sepulcral no permitía escuchar otra cosa aparte que las pulsaciones de un corazón acelerado, pero...
El primer paso, encaró su presencia, clara desventaja era la vasta extensión hogareña, otro paso lo siguió lenta y pacientemente, el silencio de su presencia hacia que dieras con con exactitud a la ubicación de sus pasos, tentandote con este factor, abusaba de él.
Sus pasos ya entraban al comedor en donde una vez yaciste con los clones, su lentitud aumentó mostrando su paciencia, cada paso lo escuchabas con certeza y sabías dónde estaba, debatias si era una ventaja o no encontrarte de espaldas a donde el venia, pero podías sentir un escalofrío tenaz subiendo por todo tu ser. Haciéndote tener vergüenza de lo desesperada que podrías parecer. Pero no fue así, su caminata seguía un compás fijo, ya sabía dónde estaba y era en el mismo pasillo donde estuviste con Urogi, justamente... atrás tuyo...
No estaba al final del pasillo sino apenas entrando a este, ya sabías que te localizó, su mirada afilada a cualquiera clavaria como puñal.
Tan nerviosa te encontrabas, pero no quisieras saber como estaba el, encandilado por la extravagancia que la luna te aportaba, que lo estaba agrediendo a el, aumento su brillo buscando hacerte resaltar aún más, el silencio penumbre nunca los abandonó pero el ruido de tu corazón lo llenaba de ego, su caminata lenta estaba echa para tentarte y el lograr su cometido altamente lo complació. Freno su caminata una vez, volvió a sentir algo, percibir... esa fragancia que tanto codiciaba,.. la fiereza de la misma era la suficiente para hacerla posar en sus fosas nasales pese a la agravante distancia, ahí vio como el juego entre ustedes volvía a comenzar, tu no dejarías que simplemente uno estuviera desesperado. Tu a propósito hacías repeler el olor de la ambrosía de tu cuerpo.
