Encandilado ante aquel viril fulgor que aquella mujer cortejaba en el, al hacerle sentir lo bienaventurados que eran sus ojos al tener la dicha y gracia de poder admirarla bajo la incandescencia de la luna, se obsesionaba constantemente en arremeter...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Bajo la luz de la luna, su caminata firme te guiaba entre las malezas y como en otras ocasiones, tenías la dicha de poder observar su cuerpo bien estructurado, donde su musculación se marcaba con el contorno de la incandescencia de la poca luz que se llegaba a ver, debido a la gran cantidad de sombra que aportaba el ambiente.
El camino era un silencio eso siempre estaba claro entre ustedes, en reiteradas ocasiones quisiste saber de antemano cual sería su petición, preguntando una y otra vez, pero el siempre decidido no quería darte la respuesta, diciéndote que con paciencia lo sabrías a más tardar esta noche.
Aún sin saber que sería, abrazabas los libros por tu pecho presionandolos levemente, intentando de generar otra forma más ingeniosa de preguntarle, pero simplemente cediste a saber cuando llegue el momento, no querías molestarlo. Observabas el ambiente y intuiste que esta zona no la viste cuando recién se dirigían al pueblo debido a que Zohakuten prácticamente te arrastró hasta aquí.
-Zohaa- Dijiste alargando la última vocal.
- No te voy a decir- Respondio con su tono habitual.
-No, no eso, ya no insisto- Rodaste levemente tus ojos. - Si no que, quisiera saber ¿Por qué cuando te volviste a unificar llegamos corriendo hasta la posada cercana?
Si bien la razón en ese entonces no había quedado obvia, era de esperarse los efectos que tendría para Zohakuten la tentación que creaste a la hora de percibir su presencia, encandilado por tu aroma que por defecto lo hacía enloquecer, en ese momento por todo lo pasado las entrañas se le movían buscando un punto de descarga, en ese entonces deseaba recostarse por la suavidad de tu cuerpo y sentirlo a flor de piel, pero no estaba a gusto de hacer algo tan indebido por tu cuerpo sin tu consentimiento, la energía que corría por sus venas buscaba ser descargada y no vio mejor acción que hacer lo realizado.
-Sinceramente, no lo sé -Mintio manteniendo su aura seria, sin alterarse un poco por lo dicho, para no ser descubrido - Posiblemente en el momento tuve una buena razón pero la olvide.
Avergonzado de admitir lo acontecido, agradecía que estuvieras a sus espaldas, siendo incapaz de ver el poco rojo que brotaba en su cara, ese día por poco la locura de tenerte cerca lo consumió, y aún más cerca estuvo al saber que las mismas alteraciones que tu creabas en el, también surgían en ti.
Moviendo un poco su rostro, de reojo miro tu persona, estabas perdida en el camino mientras admirabas las pequeñas flores que surgían entre las malezas, agarro su mentón levemente apoyando su mano a la superficie, admiraba tu rostro junto con tu mirada que parecía perdida, la luz iluminaba de forma suave las facciones de tu cara iluminando tus ojos y junto a ellos su bello color. Bajo más la mirada viendo tus labios, rojizos que tiernos se mostraban, y por último bajo más la mirada viendo los libros que tenías en mano, sintió que los apretabas mucho hacia ti y sin cuidar sus ojos miro accidentalmente tu pecho y como se aplastaba hacia ti por causa del empuje.
