La noche más larga

245 13 17
                                    

Berlín, 1942.

El suave canto de los grillos me transportó de pronto a otro lugar, otra atmósfera distinta en donde no había guerra o disturbio alguno, ese beso que nos permitimos compartir aquella noche incluso pude sentirlo sanador, probablemente porque al fin pude dejar salir aquel sentimiento que por tantos años me oculté a mí mismo. Lo vi despegarse un poco de mí para contemplar mi cara, sus ojos grises eran tan grandes como los recordaba y su nariz alargada marcaba el camino a sus delgados labios que deseaba saborear el resto de mi vida. Pero lo que más me llamó la atención fue que no importaba que su rostro marchito hubiese sufrido los infortunios de la desgracia de esos tiempos de guerra, su personalidad fuerte y creencias firmes aún se mostraban en detalles minúsculos, pero importantes. Por ejemplo, su decisión resaltaba en su mirada gris y la forma en que su nariz se arrugaba en medio de sus ojos; la firmeza de sus actos relucía cuando me sujetó con esas manos delgadas y dedos largos, sus emociones siempre quedaban atoradas en su mandíbula rectangular. Justo cuando traté de volver a unirme a él con un nuevo beso, sentí que se alejó sin retirar su mirada de mis ojos, parecía interesado en despejar sus dudas.

—¿Qué sucede? —pregunté un poco decepcionado.

—Necesito que me digas algo —me pidió y recordé en ese instante que Kyle era más un joven de hechos y pensamiento objetivo que no se permitiría dejar llevar por lo que él consideraría "tontos sentimentalismos", si estos lo fuesen a perjudicar.

—¿Qué cosa?

—Necesito saber que yo no te estoy obligando a nada, Stan —me pidió— que este beso es algo que tú deseabas y no una consecuencia de esto que se dio ahora.

—¿En verdad crees que acabo de descubrir lo que siento por ti? —juro por todo lo sagrado que no era para comenzar una nueva discusión, pero a veces sentía que Kyle me subestimaba bastante.

—Es que nunca antes habías dado muestras de esto —bien, oficialmente eso sí me dolió porque, a pesar de que nunca lo tuve del todo claro, siempre fui consciente de mis sentimientos hacia él— no quiero que solo sea una mentira, sobre todo porque tienes a Wendy, Stan, ella no merece...

—¡Wendy se fue! —exclamé desesperado y sus labios se abrieron en sorpresa, tal vez debía explicarme porque conociéndolo, creería que yo lo tomaría como premio de consolación. A veces el mismo Kyle pecaba de ser mucho más inseguro en estos aspectos que yo— hace casi dos años de eso, creo que fue cuando a tu familia la descubrieron, ella quería salvar a su dama de compañía y tuvo que huir del imperio, no he sabido nada de ella desde entonces.

—Lo siento —susurró culpable y su voz se quebró— yo... yo no lo sabía... sin quererlo te alejé del amor de tu vida.

—¡No hiciste nada de eso! —le aclaré tomándolo de los hombros— ¡Dios, Kyle! Wendy y yo no deseábamos estar juntos porque si lo hacíamos, sería bajo las reglas del imperio y ninguno deseaba sentirse atado, además... —hice una pausa pensando en las palabras que mi novia me dedicó antes de irse— ella sabía... pues... sobre esto...

—Ella sabía que tú me gustabas —me dijo en un arrebato de sinceridad sin medir el peso de sus palabras y, al percatarse de su desliz, su cara se tornó tan roja como su cabello— quiero decir, ya sabes... —y aquel lapsus me resultó tierno— ¿crees que se fue por... por mí?

Y yo negué con la cabeza estando seguro de que aquello solamente debió ser una feliz coincidencia. Cuando miré hacia el cielo estrellado, me di cuenta de la calma que nos envolvía, hacía tanto tiempo que no me sentía de esa manera, que la sonrisa se escapaba de mis labios sin que yo me diera cuenta— Kyle, según tu diario, lo que sientes por mí es más grande que cualquier otro sentimiento de amor que pudieras haber sentido por alguien más —comenté y vi que su cara tomó un nivel de sonrojo que nunca le había visto mientras evadía mi mirada— y yo entendí perfectamente a qué te referías, no es algo que nos hayamos propuesto ni tampoco se sentía extraño entre nosotros. Era como si este sentimiento fuese tan natural que no necesita un nombre o un título y quizá, lo que lo hacía especial era que yo estaba consciente de que a ti te resultaba similar que a mí, por lo que no había necesidad de decirlo.

Siempre a tu lado... 💖Style💖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora