Capítulo 41

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El hombre se acercó de manera peligrosa a ella y le tomo por el cuello estampandola contra la puerta, los ojos de la mujer se cristalizaron y trato de quitar la mano del hombre sin éxito

- no te atrevas a hablarme así de nuevo

- por qué.. debería hablarte diferente... Tú eres quien está hablando de una mujer que solo se esfuerza por su esposo y por sus hijos

- y aún así... ¿Quién es la que queda mal? - sonreí -

El hombre apretó un poco más el cuello de la mujer hasta que la espalda de ella tocó la madera de la puerta, sus grandes ojos se cristalizaron aún mas y algunas lágrimas bajaron

Sus pues dejaron de tocar un poco el sueño manteniéndose se puntitas y su rostro comenzó a ponerse rojo, el hombre se acercó un poco a su oído y ella lo único que pudo hacer con sus pequeñas manos fue recargarlas sobre el pecho del hombre intentando alejarlo

- ¿Por qué te resistes tanto Francesca?

La mujer solo nego entre lágrimas y trato de empujarlo, en sus intentos de lucha ella logró alcanzar su cara y le dió un rasguño cerca de los ojos en el pómulo

Él se agarró la cara con una de sus manos y le dió la vuelta a ella aventandola al suelo, ella recobró el aire y tosió un poco, sintió las pisadas del hombre y luego sus manos sobre su cabello de ella fueron las que que le obligaron a levantarse

- Tu coraje es que escogí a tu hermano.. pero no tienes idea... De cuanto orgullo sentiré siempre de esa decisión

- ¡Cagna! - mencioné molesto -

- Tal vez sea una perra... Pero ni siendo así te escogeré

Ella se quitó el broche del cabello y utilizo el filo de este para hacer hacerle daño y clavarlo sutilmente en el abdomen del hombre, este la soltó para revisarse y ella aprovecho para abrir la puerta del lugar

Cuando salió cayó a los brazos de otro hombre y cuando levantó su vista vio a otro de los hermanos de su esposo, este le miro con preocupación y al ver a su hermano Amadeo salir y su evidente enojo marcado en el rostro paso a Francesca detrás de él

La mujer temblorosa se agarró de la camisa en la espalda de aquél hombre

- Amadeo basta... Deja en paz a la esposa de nuestro hermano, ya fue suficiente el dolor que me causas a esta pobre mujer

El hombre rió mientras bajaba los pocos escalones de madera, limpio su barbilla y miro a todos lados, la calle estaba sola y ya estaba obscuro

- Tu siempre tan patético Leandro... No me sorprende que seas el mayor de nosotros tres y sigas solo como un perro.. sin esposa, sin hijos... Oh... Lo siento olvidaba lo de tu esposa muerta es verdad

- ¿Y tú por qué sigues solo entonces? -lo miré - si buscar herir mi corazón no funcionará hermano... Ha sido una batalla larga

- Por favor no me hagas tenerte lástima

- Déjala en paz... Te lo pido

- Hipócrita de mierda... Cuando jóvenes sabes perfectamente que los tres competimos por esa mujer

- Y luego ella se enamoró de Luciano... Nuestro hermano, ella lo escogió... Tú y yo debemos respetar eso, lo que yo sentía por Francesca se fue cuando conocí a mi esposa

- Y ahora ella está muerta... Pero Francesca sigue aquí

- Y su corazón tiene un dueño, así que te prohíbo que te acerques a ella... O siquiera sigas hablando de ella

- Qué podría hacer un pacifista de mierda como tú

En eso a lo lejos llegó Gabrielle, se acercó corriendo a su madre y luego su mirada fue hacia sus tíos, de metió los las cosas de su madre y las sacó

El hombre le miro y le sonrió

- Y te atreves a no saludar a tu tío... Que mala educación tienes recuerda que somos familia

Gabrielle le miro fijamente sin expresión algunas hasta que decidió responder

- Somos familia... Pero no le debo respeto a una persona tan cobarde con usted

En eso la mano del hombre le dió un golpe a Gabrielle en forma de cachetada dejando sus nudillos expuestos contra el rostro del chico, este se tambaleó hacia un lado y las manos de Leandro su otro tío lo agarraron

Su madre corrió hacia él sosteniendo el rostro de Gabrielle, Leandro se acercó a su hermano y lo miro

- Te atreves a golpear a un niño de 16 años... Cada vez... Siento que me decepcionó más de ti hermano

- si pudiera lo mataría a golpes - sonreí - porque él, y otro de los mocosos mayores... Son los que más se parecen a nuestro querido Luciano

El hombre mencionó sin ningún tipo de remordimiento y le sonrió, se dió la vuelta y entro con tranquilidad a su negocio




Y solo

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Tú Y Solo TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora