Tú Y Solo Tú

Capitulo 45

— Solo lo tolero porque no quiero ser grosero

Entonces Yakov miro a Oleg con una sonrisa de oreja a oreja, ladeó un poco su cabeza y se acercó hasta él

— Y a ti — sonreí — ¿Desde cuándo te interesa el ser o no ser grosero?

Tú
Y solo
Tú
.
.
.

— Estás comenzando a fastidiarme Yakov

— ¿Por qué? — sonreí — espera no... No me digas

El chico soltó una risa y se tapo la cara, se acercó más a Oleg y este le miro fijamente

— Ya vete

— ¿Te enamoraste del chiquillo?

— No digas estupideces

— ¿Entonces por qué te importa tanto?

— Yakov llévate a Anikka de aquí antes de que Zinov regrese

— Como sea — chasquee mis dedos — Eres el único que se engaña, y no es por ser malo contigo sabes que te adoro, pero si yo fuera tu, no me enamoraría más de un corderito así, un lobo por mas que trate de controlar sus colmillos... Siempre terminará lastimando al cordero y tú y yo... Somos lobos y lo seremos toda la vida, nunca olvides eso

— No tiene caso lo que me estás diciendo

— tal vez, pero recuerda lo que paso cuando me enamoré de Galia... Creí que podría protegerla de toda esta mierda que nos persigue, y ahora está muerta

Oleg no mencionó nada, solo miro fijamente a Yakov por unos instantes más y tomo la perilla de la puerta y abrió esta, miro unos instantes al suelo y luego le miro de vuelta

— Llévate a Anikka

— Como desees primo — sonreí— sólo no olvides lo que te dije

El chico salió con las manos en sus bolsillos y Oleg cerro la puerta una vez que él salió, aferró su mano a la perrilla y su otra mano se recargo en la puerta, cerro su mano lentamente en un puño deslizando sus dedos por la madera y dejando a su paso las uñas marcadas en esta

Soltó la puerta y recobro la compostura, escucho un ruido a sus espaldas, era el sonido de alguien quejándose, se acercó a su madre quien permanecía en la cama y la miró

Su madre abrió sus ojos con lentitud y su vista recorrió hasta encontrarse con la de su hijo, su delgado cuerpo temblaba con lentitud pero a pesar de esto la mujer le dedico una breve sonrisa a su hijo

Oleg solo la miro fijamente y se sentó a su lado brindándole un poco de agua en sus resecos lsbios

5:30 PM

La puerta de aquella humilde casa fue tocada y la mujer de cabello largo y negro abrió, al principio miro confundida a aquel muchacho de cabello castaño y este noto su gesto

— Señora D'Angelo... Parece que no me recuerda — sonreí — no sabe cuánto gusto me da verla

— ¿Dante? — lo mire— no puede ser... Cuanto has crecido... Ven pasa

La mujer le dedico una sonrisa y el Chico se la devolvió con bastante cortesía, al entrar miro a su alrededor y sonrió

— me encanta que casi nada ha cambiado — mire a la bebé en el sofá entre almohadas— Ah valla

El chico se acercó a la bebé y la tomo cargándola, este le dedico una sonrisa pero la bebé solo le respondió con un puchero, el chico rió y de la regreso a su madre

— lo siento es que ella... Casi no ve gente nueva por aquí

— ¿Cómo se llama?

— Gabriela — sonreí — tiene un año de edad

— Que maravilla con razón no nos conocíamos, la última vez que nos vimos los pequeños Gennaro y Gerardo venían en camino

— Bueno te ausentaste mucho tiempo — reí — Gabrielle está en el granero, está alimentando a los animales, ¿Quieres esperarlo aquí?

— Oh no, iré a buscarlo yo, no se preocupe

El chico salió y cuando cerró las puertas a sus espaldas borro la sonrisa de su rostro, bajo los escalones de madera y camino hacia el granero

Se detuvo en seco cuando sintió que piso algo muy húmedo, bajo la vista percatandose que había entrado a casi una laguna de lodo, hizo un gesto de desagrado y rodó los ojos pues sus zapatos de marca relucientes ahora de veían destrozados

Entro al granero y se encontró a Gabrielle acomodando a algunas gallinas en sus nidos, se acercó hasta él y lo tomo por el abdomen casi cargándolo

— Dijiste que no ibas a ve... — lo mire— D... Dante

Gabrielle soltó una risa y se dió la vuelta entonces su sonrisa disminuyó y luego volvió a sonreir

— Claro que soy yo... ¿Acaso esperabas a alguien más?

— No... No para nada es solo que me tomo por sorpresa

El joven pelinegro sonrió y le dio una abrazo, el castaño correspondió y tomo el rostro del chico plantandole un beso en la mejilla

— Tenía ganas de verte, por eso vine

— oh vamos — reí — ¿Te quieres quedar a cenar?

— Desde luego... ¿Me podría quedar contigo está noche?

— Yo... Si claro le diré a mi mamá que te deje usar el cuarto de mi hermana

— me puedo quedar contigo si quieres — Sonreí —

— bueno... Esta bien —baje mi vista — tus zapatos se arruinaron, lo siento

— Ah no son importantes... Tengo otros dos pares iguales en casa

Tú
Y solo
Tú
.
.
.