Capítulo 13.

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Tras esa maravillosa clase de pociones y haber cenado tan bien como su estómago le permitió hacerlo, Aries decidió dar un paseo antes de irse a dormir. Caminaba por los pasillos de Hogwarts, completamente desiertos a las diez de la noche. La verdad es que se había perdido pero, era de sus primeros días ahí y tenía perdón. Claro que, también, decidir dar un paseo por la noche y así explorar el castillo mientras pensaba en todo, quizá no había sido muy buena idea. . .

― ¡Os voy a pillar!

La pequeña Black pegó un respingo. ¿Cómo la habían visto? Había sido muy cuidadosa para que nadie notase que no había llegado a la sala común de Slytherin después de la cena. Quizás había sido la Señora Norris, que la había visto y había corrido a avisar a Filch ―el conserje―. Mas, algo no encajaba en esos gritos. ¿Por qué ese hombre malhumorada y amargado hablaba como si no estuviera sola?

― ¡Os atraparé! ¡Y cuando lo haga, me aseguraré de que os expulsen!

Aries no comprendía nada. No entendía porque Filch hablaba así, pero sabía que tampoco podía ser expulsada. Al fin de cuentas, su tío formaba parte del Consejo Escolar, no permitiría que su sobrina fuese expulsada por boca de un squib inútil. Aun así, pensó que no quería ganarse una regañina por parte de su madrina y echó a correr. No estuvo mucho tiempo corriendo, pues al pasar unos metros, una mano salió de un escondrijo y la atrajo hacia él. Estuvo a punto de gritar, histérica, para pedir ayuda (ya que a estas alturas le daba igual ser castigada, todo era mejor que ser secuestrada tan pronto) cuando una mano tapó su boca, impidiéndole hablar.

―Silencio o nos atraparán, Black.

No reconoció al cien por cien esa voz. O sí. La había escuchado antes, cuando llegaron a Hogwarts unos días atrás. Intentó hablar de nuevo, pero no la soltó. Sonrió maliciosamente, mordiendo después el dedo del niño. Se rio por lo bajo cuando quiso gritar por eso, mas, se quedó en silencio.

―Weasley ―suspiró pesadamente.

―Black ―exclamó en un susurro, Fred, sorprendido―. ¿Qué haces aquí? ¿Te has escapado, Black?

La fémina se sonrojó, tiñendo sus mejillas de color carmesí, sonriendo ladinamente.

―Y si fuera así, ¿qué?

―Parece que no eres una santa.

― ¿Quién te ha dicho que lo sea? ―esa sonrisa angelical, de no haber roto nunca ningún plato, dibujada en su rostro no era para nada bueno.

Durante ese intercambio de palabras, quizás lo más cordial que había tenido desde que se cruzó por primera vez con los gemelos, otro chico igual a Fred apareció por el pasillo, metiéndose en el escondrijo.

― ¿Fred? ¿Con quién estás?

―Weasley dos ―exclamó, sin darse cuenta que había elevado su voz.

― ¡Sh! ―exclamaron los gemelos, haciendo que Fred volviera a tapar la boca de la chica, otra vez.

― ¿Se puede saber qué haces tú aquí? ―preguntó George, para nada contento por la proximidad entre su hermano y aquella insoportable niña.

Aries estuvo a punto de responder, cuando se escucharon unos pasos acelerados por el pasillo, Al instante, los tres alumnos de primer año se escondieron entre las sombras. Argus
Filch apareció corriendo por el pasillo, por suerte, sin su gata. Si aquella odiosa gata hubiese ido con él, lo más probable es que les hubieran pillado.

― ¿Qué habéis hecho? ―preguntó, con cierta curiosidad, una vez que estuvo segura de que el conserje no podía escucharles.

―Ven ―dijo George, asomándose al pasillo y confirmando que Filch no estaba a la vista. Con suerte, podrían dejarla tirada en mitad del pasillo y podrían culparla.

Conociendo a Aries Black [ 1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora