Serpensortia

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T/N:

Me sentía plena y feliz, durante dos semanas sentía que por fin recobraba el ritmo, la calidez, por fin me tenia en paz.

-Deberíamos ir a las tres escobas para variar un poco, aprovechar el día libre- Animo Sebastián, mientras que Ominis acariciaba mi cabello con afecto, me sentía tan amada. 

-No suena mal ¿Tu que opinas T/N?- Pregunto Ominis

-Mientras estemos juntos me da igual- Respondí acariciando la mejilla de Sebastián, los tres estábamos sentados sobre la hierba en el patio del castillo, el día se veía precioso y perfecto

-Bueno, esta decidido entonces- Se levando Sebastián, me levante del regazo del Ominis con su ayuda. 

Nos dispusimos a ir a pie, disfrutar del camino hasta allá, me colgué del brazo de Ominis y tome de la mano a Sebastián, si los demás me juzgaban o no, ya ni siquiera me interesaba, no dejaría que nadie me quitara esto. Pero poco antes de salir de los terrenos del castillo mire una lechuza venir en mi dirección, mi sangre recorrió todo le cuerpo hasta mis piernas, mis palmas empezaron a sudar frio solo de pensar que la siguiente prueba estaba ya lista, admito que estaba muy asustada, después de lo que viví en la ultima, no me sentía preparada. 

-¿Que sucede? ¿Por que estas temblando?- Me pregunto Ominis tomando mi mano en su brazo. La mirada de Sebastián parecía leer mis pensamientos. 

-Es la maldita lechuza- Dijo Sebastián, el ave dejo caer la carta justo frente a mi, pero no me atrevía a tomarla, di un largo y profundo suspiro, cuando me solté de mis compañeros, tomando la carta del piso, tratando de controlar en los posible mis emociones, fue un alivio cuando lo primero que vi es que no provenía del profesor Fig y que no tenia nada que ver con los guardianes. El alivio me duro poco, era de Lodgok, al parecer había logrado encontrar un diario con información importante, ademas también me daba una ubicación, por lo que me explicaba poseía una manera de detener a Ranrok, mi cuerpo se lleno de adrenalina, la idea de terminar con Ranrok era prioridad.

-Déjame ver- Me dijo Sebastián arrebatándome la carta.

-¿Que sucede?- Pregunto Ominis

-¿Lodgok? ¿Tu amigo el duende correcto?- Me cuestiono Sebastián, con ese tono de desaprobación y prejuicio que alguna vez uso hace tiempo en la bóveda al enterarse de mi amistad con duendes.

-Sebastián, por favor, no empieces- Interrumpí - Si lo que Lodgok, dice es correcto, puedo detener a Ranrok de una buena vez- Argumente.

-¿Como sabes que puedes confiar en el?- Me cuestiono Sebastian.

-¡Basta Sebastián! no tienes que alzar la voz- Intervino Ominis dando un paso adelante.

-¡Esta no es tu responsabilidad! ¡Deja que alguien mas lo haga!- Discutió Sebastián

-¿Quien? ¿Quien Sebastián? ¿Los aures? ¿El profesor Fig? me queda claro que ellos no moverán un dedo, ademas solo yo puedo rastrear la magia antigua- Baje la mirada, hasta ahora los "adultos" solo me habían demostrado ineptitud, creía que el profesor Fig al menos seria sabio, como el típico mentor en los libros de cuentos, pero cada vez que me arrojaba a continuar con las pruebas de los guardianes, mas me quedaba claro que si yo no hacia nada, nadie mas lo haría. 

-Sabes que no tienes por que tomar esta responsabilidad- Comento Ominis, pero no tenia nada que responder.

-¿A donde vas?- Me exigió Sebastián, mientras comenzaba a caminar.

-Voy a las minas- Respondí

-¿Ahora?- Pregunto Ominis

-¡Al menos piénsalo!- Me grito Sebastián, regrese en mis pasos hasta ellos.

🌸La magia del primer amor🌸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora