Capítulo 18

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—¡Qué carajos! —gritó Jaehyun frustrado frente a la televisión cuando Arsenal nuevamente falló un gol.

Dong Sicheng escondió su sonrisa en el hombro de Jaehyun. A diferencia de su novio, no sentía ningún amor por Arsenal, por lo que su constante imposibilidad de meter goles era bastante divertida para él. Sabía que era mejor no decirlo en voz alta de todos modos.

La sonrisa de Sicheng se desvaneció cuando vislumbró a Renjun despatarrado en el otro sillón. "Despatarrado" probablemente no era la palabra adecuada para describir la forma en que su amigo estaba sentado: había algo rígido y poco natural en la postura de Renjun. No era la primera vez que Sicheng notaba eso en Renjun desde que regresó a casa. Sicheng no podía identificar que era. No era que Renjun luciera infeliz, en sí. No lo hacía. Sólo que había algo raro en él. A veces.

Sicheng se mordió el labio. Pensó que ofreciéndole a Renjun un empleo en las empresas de su familia distraería su mente de lo que le había pasado. Mientras que parecía ayudar -Renjun claramente estaba feliz de hacer algo en lo que era bueno, y contento de no tener que depender de su padre- algo seguía estando mal. Renjun ya no era el mismo. Sicheng no sabía qué hacer al respecto. Le había dado algo de espacio a Renjun, no queriendo presionarlo hasta que estuviera listo para hablar. Pero ya habían pasado tres semanas desde que Renjun regresó y todavía se reía del tema y lo evadía completamente. Era como si... como si algo le hubiera pasado mientras que estuvo en Rusia. Algo de lo cual Renjun no quería pensar, ni hablar.

Sicheng se estremeció y se acurrucó más cerca de Jaehyun, aspirando su familiar fragancia. Jaehyun giró la cabeza.

—¿Sicheng?

Sicheng señaló con su vista hacia Renjun y susurró:

—Tú también lo ves, ¿verdad?

La mirada de Jaehyun se movió hacia Renjun. Asintió.

—¿Crees que le pasó algo mientras que esa gente lo retuvo? —dijo Sicheng, con cuidado de mantener la voz baja. Jaehyun frunció el ceño.

—Cariño, unos criminales lo tuvieron secuestrado por dos meses. No fueron exactamente vacaciones. Es natural que luzca desanimado.

—Eso creo —dijo Sicheng, pero no estaba convencido.

Renjun era la persona más positiva y optimista que había conocido. Ser retenido por dos meses no debería haberlo afectado en semejante forma... si todo realmente hubiera sucedido como decía Renjun.

—Quiero intentar hablar de nuevo con él —dijo Sicheng.

Jaehyun lo estudió antes de asentir.

—Si te hace sentir mejor —dijo, besando una comisura de la boca de Sicheng y luego la otra—. No es tu culpa, amor. Lo sabes, ¿verdad?

Sicheng enterró su rostro en el cuello de Jaehyun, frotándolo en él.

—Sí —dijo, sin demasiada convicción.

Racionalmente, sabía que era muy poco probable que pudiera haber evitado el secuestro de Renjun, pero una parte de él se seguía preguntándose qué habría pasado si hubiera sacado su culo de la cama e insistido en acompañar a Renjun a San Petersburgo. Si hubiera tenido un ánimo adecuado, habría hecho eso. Pero se había sentido tan como la mierda sin Jaehyun, que no le había importado lo suficiente. Debería haber sido un mejor amigo. Renjun y él siempre se habían protegido las espaldas mutuamente. Tenían muy pocos secretos entre ellos... habitualmente. Por eso era que le preocupaba tanto el que Renjun no se abriera respecto a sus días de cautiverio. Renjun no era del tipo preocuparse en silencio. No era del tipo de preocuparse, punto final.

【𝖚 ┃𝖕┃ 𝖈】 ||ɴᴏʀᴇɴ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora