Capítulo 24

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Mientras que el ascensor privado lo llevaba hacia el pent-house, Jeno sombríamente se preguntaba si estaría perdiendo la cabeza.

¿Realmente estaba permitiendo que unas cuantas palabras dichas con suavidad lo afectaran? ¿Realmente había cancelado su vuelo a Italia por una oportunidad para... hacer qué exactamente? No podía creer que estuviera dejando que un muchacho de veintitrés años lo influenciara tan fácilmente sólo con decir que lo necesitaba. Jodidamente increíble.

El ascensor se detuvo y las puertas se abrieron para revelar un amplio living. Una figura solitaria estaba parada frente al ascensor, apoyada contra el respaldo del sillón. Renjun tenía los brazos cruzados en el pecho, los hombros rígidos, sus ojos marrones abiertos de par en par, rizos enmarcando su cara en forma de corazón.

El cuarto estaba extrañamente silencioso cuando Jeno caminó hacia él. Renjun lo observaba como una presa miraría a un depredador acercándose. Era bastante irónico. Jeno se sentía como si hubiera sido atrapado y arrojado hacia una presa engañosamente inofensiva.

Se detuvo a algunas pulgadas del muchacho, encerrándolo contra el respaldo del sofá. Renjun tragó audiblemente, sus labios se separaron. Jeno alejó la vista de ellos, hacia los ojos oscuros, y acunó la mejilla de Renjun, su pulgar descansando contra su garganta. Percibió un estremecimiento recorriendo al muchacho y sintió a su propio cuerpo ponerse rígido en varios sentidos, la fuerza de atracción jalándolo hacia Renjun y apretándolo en su agarre.

—Dijiste que me necesitabas ¿Para qué? —Su voz era tranquila, pero sonaba áspera y afilada en el silencio total del cuarto.

—Yo... —Renjun se balanceó hacia él.

Se miraron uno al otro, sus irregulares respiraciones volviéndose más sonoras, luego mezclándose, desapareciendo la distancia entre ellos. Con un gemidito, Renjun enterró el rostro en el cuello de Jeno, sus afilados dientes hundiéndose en su piel. Lo siguiente que supo Jeno, fue que tenía sus brazos alrededor del chico mientras que Renjun le chupaba el cuello como un bebé hambriento. La polla de Jeno palpitaba. Bebé. Eso le recordó la última vez que tuvieron sexo, lo que Renjun lo había llamado y cuánto lo había necesitado. Había sido embriagador.

Joder, Jeno ni siquiera estaba interesado en ese tipo de cosas hasta que Renjun había susurrado la palabra "Papi".

—Shhh —dijo, enterrando los dedos en los sedosos rulos y jalando fuerte. Renjun gimió, moliéndose contra el muslo de Jeno, sus manos deslizándose bajo la camisa de Jeno, acariciando su pecho mientras que seguía chupando su cuello. —Mírame —dijo Jeno.

Renjun suspiró y alzó la cabeza.

Cristo. Cómo se veía... Ojos vidriosos, mejillas sonrojadas, labios rosados y temblorosos... Jeno quería lamerlo por todas partes y comérselo todo. Inhaló profundamente, intentando recuperar algo de su control, tratando de aparentar algo de autocontrol. Resultaba imposible cuando todo lo que quería era quitarle la ropa a Renjun, enterrarse en él y respirar.

El sonido de una cremallera abriéndose rompió el silencio y, después de eso, unos suaves dedos envolvieron la engrosada polla de Jeno, sacándola de sus boxers. Silbando entre dientes, Jeno se resistió a bajar la mirada, manteniendo constante su vista en los vidriosos ojos de Renjun. Renjun se humedeció los labios con la lengua, su mano apretando la erección de Jeno.

—Te necesito —dijo Renjun, con voz rota—. Por favor.

Gimiendo, Jeno besó sus temblorosos labios, y todo lo demás se volvió irrelevante, todo excepto este chico con su boca dulce y obscena. Cuando la niebla del deseo se dispersó de su mente, ya estaban en la cama y estaba embistiendo en Renjun. La estrechez a su alrededor era casi insoportable. Eso fue lo que le proporcionó una, muy necesaria, claridad.

【𝖚 ┃𝖕┃ 𝖈】 ||ɴᴏʀᴇɴ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora