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Realmente este tipo es peor que mi anterior jefe, no solo por qué es mi ex y se me hace difícil verle la cara todos los días, si no que también es un maldito explotador, ya llevo dos semanas con él, imagínense que en esos días a estado, Jungkook, tráeme mi café americano, Jungkook, la última cartilla está mal, Jungkook has las cosas más rápido. Jungkook esto, Jungkook el otro.

Creo que después de todo cambiaré mi nombre por qué de tanto repetirlo hasta ya me arte, es un maldito desgraciado, no sé imaginan el rencor que se a creado en mi interior hacia él, es demasiado grande. No soporto verle la cara, se tomó muy enserio lo de "Jefe y asistente"

¿Lo peor? Mi maldito escritorio estaba a un extremo de su oficina, disque era para "no perder el tiempo llamándome" solo era una excusa para estar dándome órdenes a cada rato, en cualquier momento me volveré un asesino, se los aseguro.

En este momento necesito las bendiciones de Dios.

Hola, mi señor soy yo de nuevo, si me estás escuchando te pido que me saques de la pobreza, y que a taehyung le llegué el karma.

— Por supuesto yo me encargaré de avisarle cuando llegue. — Colgué por quinta vez y envié las reuniones pendiente para mañana al teléfono de "trabajo" de taehyung. Me levanté y limpie todo el papeleo que había hecho, por qué al señor imbécil no le gusta el desorden, desordenado está mi cerebro.

A los minutos la puerta se abre y entra él, con su cabello perfectamente peinado hacia atrás, con su jodido traje probablemente costoso de color negro que le queda malditamente bien y su maldita cara con un semblante serio.

— ¿Qué traes puesto? — Fue lo primero que me dijo, probablemente por qué no traía mi traje como de costumbre.

— Ropa señor. — Daah.

— No sabía que eras comediante. — Me regaló una mirada demasiado intimidante. — No traes tu traje, esto es el trabajo no un centro comercial.

— Oh, lo siento mi traje no se secó anoche. — No era cierto, solo quería joderle un poco la mañana.

— Y ¿No tienes otro traje? — Dijo en un tono molesto mientras camina hasta su escritorio, dejo su maletín en la mesa y quito su saco mientras se sentaba en la silla.

No imbécil no tengo otro traje, por si no sabes soy pobre, yo y mi perro tratamos de ahorrar todos los días para la comida, por qué tú nos abandonaste y nos dejaste en la miseria.

— ¿Ahora eres mudo?

Salí de mi trance al escuchar que aclaro su garganta tratando de llamar mi atención lo cual me enderecé en mi asiento.

— Solo tengo un traje, no estoy tan bien económicamente para andar comprando otro traje, pero no sé preocupe, cuando empiece a cobrar lo del trabajo compraré otro traje. — Lo miré y mis malditas piernas temblaron, tenía unos lentes puesto, que no se en que momento se los colocó y estaba mirándome fijamente a los ojos, si no me hubiera abandonado y no lo estuviera odiando más que a nada ya estaría a sus malditos pies pidiéndome que me ahorqué con sus malditas y benditas manos.

— Uhmm. — Dijo de una manera ronca y sacó su tableta mientras revisaba esta. — Busca espacio en mi horario y hazme una reserva en algún restaurante agradable para mañana en la noche, para 4 personas, tendremos una reunión con unas personas del trabajo, y tú irás conmigo.

Ni un maldito "porfavor" imbécil.

— Por supuesto señor, ya le pase el horario de las reuniones que tiene mañana, son solo dos, y tres con la que me acaba de decir.

Él solo asintió y volvió a ignorar mi existencia mientras se ponía a firmar papeles y como de costumbre darme órdenes.

Por doceava, quinta, o séptima vez repitió mi nombre.

Un atardecer |Taekook| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora