»BESITOS MORA AZUL«

268 29 28
                                    

Herby

Miguel me ayudaba a ponerme de pié y yo estaba más preocupada por regresar la canción que lo del brazo que me dolía.

–¡Que suene!– Grité sacudiéndome y regresé la canción, luego le subí– ¡El antro está lleno, pero llego y más se llena!

Todos empezaban a gritar y a levantar las manos o a hacer como que bailaban. Éramos 10 weyes bien borrachos y marihuanos haciendo cosas random... Kaine seguía gritando en el techo, pero ahora Ben le hacia compañía.

–¡La niña obscena no le da pena!– Gritó Kaine y me señaló, me puse a perrear sola, estaba tan borracha que no me daba pena... Aunque creo que ni sobria me daba pena.
–¡Pu-pu-puta, arrímame tu culo, pero ya! ¡Tiene casa, pero no tiene que llegar!– Empezamos a gritar todos– ¡Puta, arrímame tu culo, pero ya! ¡Se mueven más rico las que no tienen papá!– Me reí y señalé a Miles y... Gwen no estaba– ¡Yyyyyyyyyy que wey, ese si tiene papá! ¡Yyyyyy ese no se mueve rico!

Miles ni siquiera entendía, solo veía un globo desinflado que flotaba en la alberca mientras él bailaba solo. Volteé, ví a Miguel y sonreí malvada... Me acerqué a él, bailando, y le acaricié un brazo, dí una vuelta en mi lugar y luego quedé de frente a él otra vez, se agachó un momento como para darme un beso pero me agarró de la mandíbula y me susurró en el oído.

–Qué rico te mueves, hija de tu puta madre– Dijo y me reí, me soltó y lo empujé contra la mesa que estaba detrás, luego empecé a bailar frente a él... Pero me sujetó y ni me dejó moverme– Eres una perra, solo falta que me ladres– Susurraba, me apretaba el trasero con una mano y el rostro con la otra mientras me besaba con fuerza de vez en cuando– Ese culo es Troya por la manera en que arde...

Traté de empujarlo pero era muy fuerte, mis manos estaban en sus clavículas, intentando alejarlo. Me reí cuando pasó la lengua por mi mandíbula... Luego me soltó un momento y me dí la vuelta para alejarme pero volvió a sujetarme con fuerza, ahora dándole la espalda.

–Esas chichis están ricas, al chile, yo las vi ya– Dijo contra mi oreja y abrí mucho los ojos, ni siquiera sabía que eeeeel se la sabía– Prestalas un ratito, tu las tienes todo el día– Susurró en el momento en que una de sus manos apretó suave uno de mis pechos, me reí y negué liberándome de sus brazos.

Él estaba sentado en el borde de la mesa y yo me movía al ritmo de la canción, pegada a su pantalón, rosando de vez en cuando la espalda con su pecho.

–Embárramelo todo y escúpeme en la boca– Susurró pasando las manos por mi cintura en movimiento y jalándome más a él– Sabes que nadie como tu papi te provoca...

Echó la cabeza hacia atrás, sus manos en mis muslos, las mías sobre sus manos... Pero no dejaba de bailar, movía el trasero en círculos, luego de arriba a abajo siguiendo la música... En algún momento jadeó y sentía como se ponía duro. Me alejé, él me miró como pidiendo que siguiera pero lo tomé de la mano y lo jalé conmigo mientras todos bailaban como locos... El caballo se comía el mantel... No importa... Estaba tan alta la música que escuchaba todo incluso cuando entramos al baño, cerré y salté a sus brazos. Me sujetó de las piernas, pasé mis brazos por su cuello y me empezó a besar desesperadamente, luego mi espalda chocó contra la pared fría... ¿Por qué hacía eso siempre? Me daba escalofríos. Con mis manos torpes lo empujé suave sin dejar de besarlo y bajé el cierre de su pantalón, él me puso en el suelo, se bajó rápido el pantalón y yo hice lo mismo, me saqué los tenis y cuándo él hacía lo mismo le quité la playera en el último momento.

SILK HEART - MIGUEL O'HARA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora