»RICA SOPA, SUEGRITA«

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Herby

Hablé por teléfono con mi tía y parecía feliz de escucharme, no enojada por todo el tiempo que la ignoré y luego le conté que me iba a casar y me felicitó, también aceptó ir a la boda entonces... Todo bien. No fuí a su casa a verla porque la verdad aún me sentía culpable por todo.

En cuanto a Gabriel, empezamos a hablar un poco y es muy agradable, ni parece hermano de Miguel... No, o sea, Miguel es totalmente genial y de lo mejor, me refiero a que es fácil hablar con Gabriel sin conocerlo de rato... Para hablar bien con Miguel necesité años.

Y ahora estábamos en la dimensión de Miguel, iríamos a la casa de su madre a hablar con ella. Yo estaba muy muy nerviosa pero mi nivel de estrés no debía estar igual que el de él, vería a su madre después de muchos años y no se llevaban tan bien. Afortunadamente Gabriel nos acompañaba.

–Todo saldrá bien ¿No?– Dije tomando la mano de Miguel ya en la puerta de ese departamento, miré a Gabriel en busca de respuestas, no parecía tan seguro– Bueno, no importa, yo aquí estoy contigo.
–No, quiero irme a casa– Contestó Miguel viéndome con seriedad pero estaba nervioso, lo sabía, lo que no sabía era cómo rayos siempre lo ocultaba tan bien.
–Vamos ¿Qué es lo peor que podría pasar?– Pregunté tratando de animarlo y frunció el ceño.
–¿Que pase lo peor que pueda pasar te parece poco?– Preguntó Miguel levantando una ceja.
–Todo es posible si lo intentas– Dije fingiendo emoción, solo quería que estuviera tranquilo.
–De hecho, todo es posible mientras no lo intentes– Contestó... En teoría era verdad.
–Aaaaaaaa Miguel– Dije pues no estaba ayudando, él sonrió con diversión.

Miguel era muy valiente, yo ni siquiera había podido ir a ver a May, le llamé por teléfono. Gabriel tocó la puerta y una voz femenina preguntó quién era, me reí.

–Yo– Contestó Gabriel y levanté una ceja ¿Por qué siempre la respuesta era un yo? Bueno, supongo que conoce la voz de su hijo.

Después de unos minutos la puerta se abrió y una mujer alta, algo robusta, de ojos oscuros, piel bronceada y cabello negro apareció. Si daba miedo, ahora entendía a Miguel. Ella vió a su hijo mayor y ambos se quedaron viendo. Volteé con Gabriel, él me veía con incomodidad.

–¿En dónde te habías metido?– Preguntó ella en un suspiro, no parecía enojada, ni siquiera esperó respuesta y abrazó a su hijo.

Estaba un poco confundida ¿No se supone que debía gritarle o algo? Pues por eso vine, hasta diría que estaba un poco decepcionada.

–Anduve por ahí– Contestó él con cansancio, la abrazó y luego se separaron, se veían con calma.
–Pasen– Dijo la mujer y me miró de reojo.

Entramos al departamento, era lindo, no muy grande, con algunas macetas y plantas, la mayoría muertas. Pasamos a la sala y nos acomodamos en los sillones, eran cómodos. Miguel y yo en uno mediano, la mujer en uno individual y Gabriel recostado en el más largo.

–¿No vas a presentarme a tu novia? Seguro vienes por algo de una boda ¿No? Veo el anillo en su mano– Dijo ella y me miró con una ceja levantada.
–Madre, ella es la doctora Olivia Morgan, mi prometida, Herby, ella es mi madre, Conchata O'Hara– Dijo Miguel, vaya, alguien debió odiar a esa mujer como para ponerle ese nombre– Y si, venía solo porque te... Yo quiero...– Era difícil para él hacerlo.
–Queremos que esté presente en la seremonia– Dije calmada, ella miró a otro lado.
–Es lindo que mientas por él ¿Por qué querría ver a su madre ahí si ni siquiera se ha dignado a venir a verme en varios años?– Preguntó ella y negó, luego me señaló con la mano– Además no te conozco.
–Lo sé, lo sé, pero de verdad lo quiero mucho– Expliqué tomando la mano de Miguel y pensando que como madre una seguramente quiere conocer a la persona que ama a su hijo, quería caerle bien para que estuviera feliz por él– Tal vez si me presento mejor, mi nombre es Olivia Morgan, soy doctora en artes plásticas, maestra de universidad, artista, tengo exposiciones en varias ciudades, también soy Spider-Woman, más específicamente Silk, anteriormente hacía música y mis discos aún se venden, eh... También daba talleres de artes a niños y adolescentes de barrios urbanos pobres, así ellos podían aprender algo y vender sus obras, la verdad si funcionó pero cuando empecé a trabajar con Miguel ya no me daba tiempo.
–No, espera, voy a detenerte, si, parece que eres agradable o algo así, la verdad no me interesa, si eres tan linda como aparentas es una pena– Me detuvo y me sentía rara, algo incómoda, Miguel me miró y negó como rindiéndose– Te diré algo, Miguel no conviene como esposo.

SILK HEART - MIGUEL O'HARA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora