La Nueva Niñera - Capítulo VIII: Pequeño desastre

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Septiembre - 21 años


La tarea de empacar las cosas que llevaría hasta la casa Todoroki había ido bien hasta que su hermano, quien estaba algo aburrido y siendo tan metiche como siempre, se ofreció a ayudarla. Pero el Quirk magnético de su hermano, sin duda, era un don complicado de manejar, y pronto la habitación se convirtió en un caos de objetos volando en todas direcciones. Kei estaba atrayendo y repeliendo objetos sin querer y, a pesar de que Ruri logró salvar la mayoría de sus pertenencias, no logró atrapar la lámpara que volaba hacia la ventana.

Isshin, algo molesto por todo el escándalo, decidió intervenir y, elevando su grave voz para regañar a su hijo menor, se asomó por la puerta sin saber que justo en aquel momento la dichosa lámpara cambiaría su trayectoria, solo para estrellarse contra su cabeza. Y pronto Isshin, quien tenía la frente sangrando, y Kei se encontraban casi agarrándose de las greñas en medio de su discusión.

Mientras su familia discutía entre sí, Ruri decidió ignorar el tumulto y se enfocó en ordenar y empacar sus pertenencias correctamente ahora que el Quirk de su hermano parecía haberse detenido.

―Lo lamento nee-chan, siempre termino causándote problemas...―Kei, al darse cuenta de los estragos que causó con su Quirk, se disculpó y se ofreció a ayudar en lo que pudiera para remediar la situación, todo mientras su padre continuaba discutiendo solo―. Quizás todo sería mucho más fácil si hubiera nacido con el mismo Quirk que tú.

Ruri sonrió amorosamente hacia su hermano menor, quien a pesar de ser tan desinteresado, en el fondo estaba muy dañado y lleno de presión. Isshin, por su parte, dejó de despotricar y se alejó para dejarlos hablar tranquilamente.

―Tienes una gran particularidad, si hubieras deseado ser un héroe, estoy seguro de que tu Quirk ayudaría a mucha gente ―soltó antes de abrazar de improviso a su hermano, obligándolo a agacharse y así poder acariciar sus negros cabellos―. Con un poco de práctica, estoy segura de que lograrás controlarlo.

Ambos, ella y Kei, habían heredado peculiaridades bastante curiosas. Ambas siendo variaciones de las de sus padres.

Ruri tenía la habilidad de manifestar las propiedades de piedras, rocas, gemas y minerales con los que entra en contacto en su cuerpo. Era la perfecta combinación entre la geoquinesis de su padre y la capacidad de su madre para absorber, adherir y esconder objetos pequeños dentro de su cuerpo.

Ruri recordó con gratitud cómo había utilizado su Quirk para proteger a Naoto de aquel pobre perro callejero. Aunque el animal había logrado morderla, su habilidad había evitado que desgarrara su piel.

Kei, por otro lado, tenía un Quirk que podía considerarse una variación o mutación de la geoquinesis de su padre. Mientras que ambos implicaban la manipulación de fuerzas en la materia, el Quirk de Kei se centraba en influir en objetos metálicos. Una gran habilidad, pero Kei no era muy hábil en manejar su Quirk.

Y aunque el médico insistió en que con un poco de práctica Kei lograría activar y desactivarlo a voluntad, este nunca fue muy bueno controlándolo.

―Déjame ayudarte a llevar esas cajas al auto antes de que papá ponga barricada en la entrada para evitar que te vayas ―soltó Keijiro con su típico rostro somnoliento, alejándose de su hermana. Aunque aquel ligero sonrojo en sus mejillas revelaba lo avergonzado que se encontraba realmente.

Por lo que finalmente es Kei quien la ayudó a llevar todas aquellas cajas hasta su nuevo hogar a pesar de los lloriqueos de su querido padre. Su hermano pareció mirar con asombro la imponente casa de los Todoroki mientras se bajaba del auto y no dudó en bromear sobre el impresionante tamaño de la casa estilo tradicional.

Determinación familiar ◆ Endeavor x OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora